Busque sobre Nefrología - Urología

sábado, 3 de diciembre de 2011

HISTORIA DE LA NEFROLOGIA (ARGENTINA)



Desde la segunda década del siglo veinte existió en Buenos Aires interés por los temas nefrológicos. En 1927 Manuel Varela publica su libro "Las nefropatías de acuerdo a las últimas investigaciones". En 1940 Eduardo Braun Menéndez, Fasciolo, Leloir y Muñoz describen el sistema renina-angiotensina al mismo tiempo que Page y Homer. En 1941, Taquini y Fasciolo publican trabajos sobre el sistema renina-angiotensina. En 1942 Gotta publica su libro "El Riñón. Semiología y Propedéutica Clínica". El Dr. Norberto Quirno, quien desde 1945 atendía pacientes nefrológicos en la Academia Nacional de Medicina, tradujo el libro "Enfermedades del Riñón" de Bell y efectuaba recuentos de Addis. En la Cátedra de Semiología dirigida por el Dr. Izzo (a la sazón en el Hospital Tornú), el Dr. Ferradás se ocupaba de las enfermedades renales.
En 1949, el Dr. Adalberto Goñi describe por primera vez un caso de "nefrosis del nefrón distal" en el Hospital Alvear.Luego se traslada al Hospital Rivadavia acompañado por Félix Etchegoyen y Fernández Villamil.
Entre 1952 y 1954, el Dr. Alfonso Ruiz Guiñazú trabajó en la división Nefrología del hospital Peter Bent Brigham de la Universidad de Harvard con el Dr. John Putnam Merrill. A su regreso a Buenos Aires, ingresó a la Tercera Cátedra de Clínica Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires dirigida por el Dr. Alfredo Lanari (Uriburu y M.T. de Alvear).Cuando la Tercera Cátedra se trasladó al Instituto de Investigaciones Médicas (siempre con la Dirección del Dr. Lanari) fue nombrado Jefe de Nefrología Clínica en abril de 1958. El Dr. Ruiz Guiñazú, convencido de la importancia de contar en el país con un aparato de hemodiálisis, primero intentó importar un aparato modelo Kolff Brigham (que era el que se usaba en el servicio de Merril) pero las autoridades de la aduana impidieron su ingreso.

Entonces, con la experiencia adquirida en EE.UU. y confiando en su memoria y en fotos del aparato tomadas en Boston decidió construir un aparato de hemodiálisis similar, trabajando con un artesano de Monte Grande y utilizando las partes claves (celofán y acoples de Teflón) que había traído con su equipaje. Es así que a mediados de 1955 quedó concluido el primer equipo de hemodiálisis que se instaló primero en el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento y luego se trasladó a la Tercera Cátedra de Clínica Médica en el Instituto de Investigaciones Médicas donde se efectuó la primera diálisis en pacientes agudos el 25 de abril de 1958. Cuando la Tercera Cátedra de Clínica Médica aún estaba situada en Uriburu y M.T. de Alvear el Dr. Lanari conjuntamente con los Dres Jorge Rodo, Mahelz Molins y Croxatto efectuaron el primer transplante de riñón el 11 de junio de 1957, siendo el Dr. Ruiz Guiñazú el encargado de efectuar en dicho paciente una diálisis postoperatoria.
En 1956 el Prof. Dr. Tiburcio Padilla, titular de la Sexta Cátedra de Medicina del Hospital de Clínicas, entusiasmado por sus lecturas sobre la factibilidad de efectuar biopsias renales transcutáneas con la técnica de Muehrcke, encargó a su Jefe de Clínica, a la sazón el Dr. Osvaldo Fustinoni, hallar un médico joven para que se ocupara de efectuar por primera vez en el país, las biopsias renales.
Ese médico fué el Dr. Víctor Raúl Miatello, quien continuó efectuando el procedimiento, siendo ya titular de esa Cátedra el Dr. Fustinoni. Miatello, junto con el urólogo Medel y el patólogo Machado promueven la divulgación del método en todo el país y países limítrofes. Es así que en 1957, Miatello publicó su libro "Las nefropatías a través de la biopsia por punción transcutánea". Desde 1956, Miatello estaba en contacto con los Dres Oscar Morelli y Luis Moledo que trabajaban en el estudio de las proteinurias, el recuento de Addis y la exploración funcional renal en el Policlínico de Lanús. Casi simultáneamente Quirno comenzó sus tareas en el CEMIC, acompañado por Etchegoyen y Fernández Villamil; allí instalaron en 1956 un riñón artificial para tratar pacientes con insuficiencia renal aguda. En 1958, en la Cátedra del Dr. Fustinoni, los Dres Gotlieb, Vaamonde, Lancestremere y Morosi comienzan a efectuar hemodiálisis y Miatello atiende una Sección Nefrología.
En 1957 Félix Cantarovich también comienza a trabajar en nefrología en el Hospital Militar Central, instalándose allí el primer riñón artificial en 1959. En 1957 el Dr. José Petrolito, quien se había entrenado con Fongi en el Instituto de Semiología, formó un equipo nefrológico con los Dres Pedro Szylman, Huberman y Malamud en el Hospital Durand (Cátedra de Munitz). Poco después se reunieron con el Dr. Hernán Herrero en el Servicio de Fongi en el Hospital Italiano y allí sentaron las bases de una sección Nefrología y Medio Interno. También en 1957 el Dr. Carlos Gianantonio constituye en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez un equipo nefrológico y en 1958 comienzan con diálisis peritoneales.
En el año 1959, por iniciativa de los Dres Lanari, Braun Menéndez y Quirno se creó el así llamado "Club del Riñón" que convocaba a un grupo de médicos con intereses comunes en la Nefrología. Las reuniones se efectuaban en el aula del Instituto de Semiología del Hospital de Clínicas o en el Instituto de Investigaciones Médicas. Ese grupo estaba compuesto por los Dres Bonfante, Burucúa, Campodónico, Cantarovich, Fustinoni, Garri, Gotlieb, Jost, Lanari, Lancestremere, Miatello, Moledo, Morelli, Peña, Plans, Puddu, Rubianes, Scorofitz, Tallone y Vaamonde.
En 1960, el Dr. Fustinoni se vincula en Francia por circunstancias personales (su suegro era embajador argentino en París) con el Prof. Dr. Jean Hamburger (Jefe de Servicio del Hospital Nécker) quien había recientemente inspirado la creación de la Sociedad Internacional de Nefrología, lo que había significado la oficialización del nombre Nefrología y de la especialidad como tal. Ese mismo año gestiona la visita de Hamburger a la Argentina. Es interesante destacar la siguiente anécdota relatada por el propio Fustinoni: El Dr. Hamburger en un principio se resistía a venir a la Argentina, por lo que Fustinoni le muestra el libro de Miatello sobre biopsias renales percutáneas. Hamburger tomó el libro con un gran entusiasmo y cuando terminó de examinarlo dijo: ¿Es posible que se haya hecho esto?; entonces llamó a todos los jefes y colaboradores y dijo: Miren ustedes, este doctor es el intérprete de un lugar donde se han realizado punciones biopsias renales (...), hecho que le pareció asombroso porque él interpretaba que únicamente se podían efectuar biopsias a cielo abierto. Esto lo motivó a aceptar la invitación.
Hamburger dictó un curso en Buenos Aires durante 15 días. Luego de tan ilustre visita el Dr. Fustinoni decide congregar a los médicos ya nombrados y a otros en una sociedad orgánica. En esta tarea fue secundado por sus colaboradores Dres Gotlieb y Scorofitz. De manera que, gracias a sus esfuerzos, el 23 de agosto (primera sesión) y el 15 de septiembre de 1960 (segunda sesión) se funda la Sociedad Argentina de Nefrología.

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HISTORIA DE LA NEFROLOGIA (BOLIVIA)



R. Silvestre Arze
Ex presidente Sociedad Boliviana de Nefrología.
Es para mí un honor, en mi condición de Ex Presidente de la Sociedad Boliviana de Nefrología, el poder escribir estas líneas en ocasión de la publicación de este número extraordinario de nefrología con motivo del Primer Congreso Hispanoamericano de la especialidad.

La Nefrología es una rama de la Medicina íntimamente relacionada con otras ciencias y conlleva grandes implicaciones sociales, éticas y económicas que van a ser puestas de manifiesto en esta reunión. Para comprender la evolución histórica que nuestra especialidad ha tenido en Bolivia, considero importante recordar antes algo de nuestra geografía, historia y sociología económica.
Bolivia, separada del Pacífico por la cordillera de los Andes y del Atlántico por el Amazonas, alberga en una superficie de 1.098.000 km2 a siete millones de habitantes, distribuidos en tres zonas geográficas bien diferenciadas desde el punto de vista climático, racial, social y económico -el Altiplano, los Valles y el Trópico-. Las grandes diferencias entre estas tres zonas han sido en el pasado un obstáculo para la integración del país y para la puesta en marcha de programas nacionales de salud.

Históricamente, Bolivia se ha destacado por su convulsionada vida política -79 gobiernos en 166 años d vida republicana-. De éstos, el de la Revolución Nacional entre 1952 y 1964 crea la Caja Nacional de Seguridad Social y los Seguros de la Corporación Minera de Bolivia, de la Caja Petrolera y de la Caja Ferroviaria, para atender las necesidades de los asalariados urbanos, de los mineros, de los dedicados a la explotación del petróleo y de los ferroviarios. Lamentablemente, la falta de coordinación e incluso la rivalidad entre las diferentes entidades del Seguro ha sido otro ejemplo de falta de integración, con grave perjuicio para la población, que ha requerido de una atención sanitaria más coherente y uniforme, y un obstáculo para el desarrollo armónico de las especialidades médicas, incluyendo la nuestra. Desde 1964 se suceden múltiples cambios políticos y las consecuencias han sido la imposibilidad de crear instrumentos legales que permitan la práctica reglada de la medicina, como ser, por ejemplo, una Ley de Transplantes o un Reglamento para la provisión de diálisis a los pacientes con uremia crónica, y por esta misma razón es que hasta hace muy poco tiempo no se hicieron estudios epidemiológicos ni siquiera medianamente serios acerca del fracaso renal agudo, de la insuficiencia renal crónica, de la hipertensión arterial, de las glomerulopatías o de la litiasis renal en nuestra población.

Con la caída de los precios internacionales de los minerales y el petróleo, la economía de Bolivia se ha visto seriamente amenazada a mediados de la pasada década. Sin embargo, hemos logrado sobrevivir gracias al crecimiento de la economía informal que cada día ha englobado a una mayor masa de individuos, la población más productiva de Bolivia, pero lamentablemente carente de toda cobertura por parte de la Seguridad Social. Por otro lado, el crecimiento incontrolado de la burocracia estatal en las últimas décadas ha impedido el desarrollo de la infraestructura hospitalaria, sobre todo en lo referente a laboratorios y radiología. A pesar de todas las deficiencias que pudiese haber, la Seguridad Social ha sido y continúa siendo la única alternativa posible para aquellos pacientes que requieren de una tecnología sofisticada para poder vivir. En el caso concreto de los pacientes renales que requieren de tratamiento sustitutivo, aun en el momento actual, son pocos los privilegiados que se benefician gracias al interés personal de sus médicos tratantes, al apoyo familiar y a sus propios aportes personales en casos de irregularidades en la cobertura de la Seguridad Social.

Luego de este análisis podremos comprender cuál ha sido la situación del médico nefrólogo y del paciente renal hasta ahora. El especialista que no se ha incorporado a un centro hospitalario que lo respalde y estimule, que le ofrezca un laboratorio y una radiología confiables, que no ha contado con un grupo de colegas o estudiantes que lo escuchen, poco ha podido hacer, y en algunos casos se ha visto tentado a emigrar a otras latitudes. El paciente que no ha contado con un respaldo de la Seguridad Social y un mínimo soporte económico que le permita cubrir las deficiencias del Seguro, ha tenido pocas o ninguna posibilidad de subsistir.

En Bolivia, la historia de la Nefrología se inició con médicos internistas y cirujanos urólogos que desde la cátedra y sus servicios se inclinaron por la patología renal. En la ciudad de La Paz cabe recordar a don Guillermo Jáuregui Guachalla, catedrático de Medicina Interna, quien antes de morir publicó sus Apuntes cíe Nefrología. En Cochabamba recordamos al doctor Ricardo Arze Loureiro, urólogo agresivo y catedrático de la materia, quien entre los años cuarenta a los sesenta defendía con entusiasmo la descapsulación renal como medida para restablecer la diuresis en casos de fracaso renal agudo, mucho tiempo antes de disponer de los diuréticos de uso actual o de los procedimientos de diálisis. Entre los años sesenta a los setenta, el doctor Arze Loureiro vuelca todo su entusiasmo en la cirugía experimental en perros, convencido de los beneficios del trasplante renal como método de sustitución de la función renal. En Sucre mencionamos al doctor Luis Sauma, cirujano urólogo y docente por excelencia, quien con su ejemplo ilumina el camino de su hijo Alejandro, uno de los más entusiastas impulsores del Programa de Trasplante Renal en Cochabamba.

En 1968 llega a Bolivia el primer especialista, el doctor Juan Villalba, nefrólogo pediatra formado en México, que, asimilado al Hospital Obrero de La Paz, hace conocer por primera vez el contenido y los alcances de nuestra especialidad El doctor Villalba que se encuentra entre los fundadores de la Sociedad Latinoamericana de Nefrología y su participación en eventos científicos internacionales se ha considerado destacada. Lamentablemente la muerte lo sorprendió temprano, falleciendo en 1975. Entre los años setenta al ochenta, llega el primer grupo de especialistas procedentes de México, que inician la práctica de la nefrologia en La Paz, principal ciudad del Altiplano, y un segundo grupo procedente del Brasil que se instala en Santa Cruz de la Sierra, capital de trópico boliviano. En esa época, y a manera de anécdota, cabe destacar la labor del doctor Jorge Chávez Chajtur, quien en lo mejor de su juventud proporciona tratamiento dialítico prolongado con un dializador de placas paralelas a un familiar cercano afecto de una nefropatía familiar en un pequeño pueblo próximo a Santa Cruz de la sierra. Es también motivo de admiración la labor de la enfermera Martha Chacón, quien durante más de cinco años ofrece a su esposo urémico hemodiálisis domiciliaria en la ciudad de Cochabamba, en una época en la cual aún no se contaba con especialistas nefrólogos.

En julio de 1968, el doctor Néstor Orihuela Montero, cirujano urólogo, funda en el Hospital de Clínicas de La Paz el Instituto de Nefrología, dona el primer riñón artificial de placas paralelas e inicia poco tiempo después la práctica de la cirugía experimental en perros, que se desarrolla posteriormente en el Hospital Obrero. En los diez años siguientes organiza el primer equipo de trasplante renal en humanos con la colaboración de los doctores Gonzalo Quiroga, Enrique Zubieta, Edgar Revollo y otros, quienes el 2 de noviembre de 1979 realizan el primer trasplante renal. Es importante mencionar que éste ha sido el primero y único trasplante renal de cadáver realizado en Bolivia y que pudo tener lugar como consecuencia de una herida de bala en el cráneo de un curioso que deambulaba en las proximidades del Hospital Obrero de La Paz en uno de los numerosos y sangrientos golpes militares de la época. Poco tiempo después, el doctor Orlando Canedo, cirujano urólogo también, realiza en Cochabamba el primer trasplante con donante vivo relacionado. En los siete años siguientes, el equipo de trasplantes del Hospital Obrero de La Paz realiza otros 24 trasplantes renales, llegando a constituir el grupo de mayor experiencia; y a partir de 1987, el equipo de transplantes del Centro Médico Quirúrgico Boliviano-Belga y de la Caja Petrolera de Salud en Cochabamba realizan otros 15 transplantes con éxito

En 1982 llegan los tres primeros nefrólogos a Cochabamba procedentes de México y el Reino Unido y realizan desde el comienzo y en forma conjunta una activa labor de divulgación e integración con otras especialidades y con colegas de las otras regiones de Bolivia. Se impulsa un Programa de Atención Integral al Paciente Urémico desde la Unidad de Nefrología del Centro Médico Quirúrgico Boliviano-Belga, del Hospital Militar, del Hospital de la Caja Petrolera y del Hospital Obrero. Se comienza a estudiar en forma prospectiva la epidemiología del fracaso renal agudo, de las glomerulopatías, de la nefropatía lúpica, de la hipertensión arterial, de la litiasis renal y los aspectos éticos sociales y económicos de la Insuficiencia renal crónica, habiéndose presentado los resultados de estas observaciones en los últimos dos Congresos Internacionales y Latinoamericanos de Nefrología y en este Primer Congreso Hispanoamericano.

En 1978 se fundó en La Paz la Sociedad Boliviana de Nefrología, la misma que adquiere el respectivo reconocimiento del Colegio Médico de Bolivia. Lamentablemente, por muchos años permanece inactiva y sin dar mayores frutos. En 1984, los nefrólogos de Cochabamba organizan la Primera Jornada Boliviana de Nefrología, logrando integrar a una parte de los nefrólogos del Altiplano y de Sucre en un positivo intercambio de opiniones y experiencias. En 1987, por intervención del Colegio Médico de Bolivia, se reorganiza la Sociedad Boliviana de Nefrología, siendo designado presidente a.i. el doctor Jorge Núñez, quien le brinda su máximo empeño, culminando su esfuerzo en la II Jornada Boliviana de Nefrología, cuya organización nuevamente es confiada a los nefrólogos de Cochabamba. Esta reunión fue de la mayor importancia por el elevado número de asistentes, procedentes de las tres regiones geográficas del país, por la cantidad y calidad de los trabajos presentados y porque en ella se realizó la primera reunión administrativa de la Sociedad, habiéndose elegido una nueva mesa directiva, presidida por el doctor Renán Chávez y la sede del I Congreso Boliviano de Nefrología.

Con estos antecedentes consideramos que el presente y el futuro son promisorios. Tenemos el orgullo de haber contribuido, a partir de 1984, a la integración de los colegas de las tres regiones de Bolivia en torno a una Sociedad Boliviana de Nefrología sólida y coherente. Nuestro I Congreso Boliviano de Nefrología tuvo lugar en noviembre de 1989 en Santa Cruz de la Sierra, bajo la presidencia de la doctora Karina Soto, y en esa ocasión se realizó un curso para enfermeras sobre atención al paciente renal crónico, cuyos frutos han sido visiblemente positivos.

En mayo de 1990, en ocasión del V Curso Internacional de Medicina Interna efectuado en La Paz, el Dr. Renan Chávez Córdova, entonces Presidente de la Sociedad, vió por conveniente y muy acertadamente, organizar en forma conjunta las III Jornadas Bolivianas de Medicina Interna junto a las III Jornadas de Nefrología y V Jornadas Nacionales de Cardiología en la ciudad de Sucre. La intención se consolidó plenamente en ocasión de un Curso Nacional sobre Hipertensión Arterial efectuado también en Sucre organizado por el Dr. Antonio Dubravcic y en el que participaron directivos de las tres Sociedades. Estas Jornadas Integradas, constituyen un hito histórico en la vida de la Sociedad Boliviana de Medicina Interna ya que por vez primera logran agrupar a especialistas de los diferentes campos de la misma y procedentes de todas las regiones de Bolivia en un evento de la mayor trascendencia. en las mismas participaron ochenta disertantes, todos bolivianos, agrupados en diez y ocho Mesas Redondas, nueve Conferencias y dos Cursos. Los temas libres alcanzaron a 92, constituyendo un programa de los más variados. actual e interesante desde el punto de vista científico y académico. Por otra parte, estas Jornadas demostraron la importancia que tiene para el progreso de Bolivia en general y de la medicina en especial el organizar eventos integrados en el que especialistas de diferentes campos tengan la oportunidad de intercambiar opiniones, confrontar experiencias y disfrutar de agradables momentos de confraternidad y esparcimiento.

Una parte importante del contenido de estas Jornadas, se publicó en la Revista Boliviana de Nefrología editada por el Dr. Antonio Dubravcic, constituyendo este volumen un documento histórico también de la mayor importancia al demostrar el grado de madurez alcanzado por la Sociedad Boliviana de Nefrología

Ese mismo año, la Sociedad Boliviana de Nefrología, con ocasión del Primer Congreso Boliviana de Trasplantes, organiza un Simposio sobre Insuficiencia Renal Crónica en La Paz, y, finalmente, con ocasión de nuestro Segundo Congreso, realizado en septiembre del año pasado también en La Paz y presidido por el doctor Hugo Badani, queda una vez más consolidada la integración geográfica de Bolivia al menos entre los nefrólogos, al estar las tres regiones del país involucradas en nuestra actividad científica.
A través de los eventos científicos mencionados se ha pretendido estimular la investigación básica y clínica, elevar el nivel de la Medicina y la Nefrología en especial y lograr una mayor integración no sólo entre los colegas bolivianos, sino también entre los países hispanoamericanos que comparten experiencias y dificultades comunes a las nuestras. En este punto deseo mencionar la destacada participación de los doctores Jao Egidio, Esteban Yanhes y Miguel Riella, del Brasil, y del doctor Amílcar Challú, de la Argentina, quienes con su presencia y su participación activa dieron realce a nuestro Primer Congreso Boliviano de Nefrología. De la misma forma, los doctores Carlos Vaamonde y Guido Pérez, en representación de la Sociedad Latinoamericana de Nefrología; el doctor Antoni Martínez, de Barcelona, en representación de la Sociedad Española de Nefrología; el doctor Roberto Von Khauler, de Chile, y los doctores Ana Cusumano y Amílcar Challú, de la Argentina, establecieron profundos lazos de amistad con los nefrólogos bolivianos y dieron mucha luz con su experiencia a nuestro Segundo Congreso.

Considero oportuno en esta ocasión insistir también en la importancia que ha tenido para el progreso de la Nefrología en Bolivia la integración de diversos especialistas en sus diferentes campos en acontecimientos como los antes mencionados, que nos han brindado la oportunidad de intercambiar opiniones, confrontar experiencias y disfrutar de momentos de grato esparcimiento. Esta nuestra actitud de apertura hacia otras especialidades se puso muy claramente de manifiesto con ocasión del Primer Curso Nacional de Hipertensión Arterial, realizado en la histórica ciudad de Sucre hace poco más de dos años, en el que participaron activamente cardiólogos, endocrinólogos y obstetras o en el Primer Curso Nacional de Postgrado de Endocrinología, realizado en Cochabamba también hace dos años, en el cual se destacó la Mesa Redonda sobre Hipertensión Arterial en el Paciente Diabético. En este momento es también oportuno destacar el papel de la Sociedad Científica de Estudiantes de Medicina de la Universidad de San Simón, en Cochabamba, y el rol de los residentes, que se han constituido en elementos claves para elaborar los estudios epidemiológicos presentados en este Congreso y en las reuniones que lo han precedido, y que nos han servido de estímulo para preparar los cursos antes mencionados y otros afines con la especialidad.

Los nefrólogos bolivianos que asistimos a este Congreso estamos seguros de que será otro de los cimientos a partir de los cuales vayamos a edificar en el futuro una Medicina cada vez más científica, con mayor amplitud de criterios y con un cada vez más profundo contenido social. Es nuestro deseo que a la finalización de esta reunión ya contemos en España y América Latina con criterios comunes en los aspectos jurídicos del trasplante renal y con un consenso general acerca de la necesidad de proporcionar tratamiento dialítico sin discriminaciones a los pacientes renales crónicos. Estamos seguros de que en estos días el intercambio de conocimientos será lo más provechoso posible y que la convivencia entre nosotros será por demás agradable y placentera. Auguro el mayor de los éxitos a este Congreso, fruto del trabajo de un activo grupo de colegas españoles miembros de la Sociedad Española de Nefrología, a la cabeza de su presidente, el doctor Fernando Valderrábano, que han puesto todo de su parte con el máximo interés e ilusión.

Para terminar este breve resumen de la historia de la Nefrología en Bolivia deseo rendir un homenaje de agradecimiento a los maestros que han contribuido en la formación de los nefrólogos bolivianos, y en especial al profesor Luis Hernando Avedaño, jefe del Servicio de Nefrología de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, quien, con la amplitud de criterio que le caracteriza, ha contribuido positivamente en la formación del doctor Hugo Badani, actual presidente de la Sociedad Boliviana de Nefrología, y la doctora María Plácida Garrón, a quién esperamos ansiosos que pronto se integre a nuestro equipo

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ALGUNS ASPECTOS HISTÓRICOS DOS PRIMÓRDIOS DA NEFROLOGIA GAÚCHA
CESAR COSTA
Introdução O que vai aqui exposto refere-se a fatos ocorridos até a década de 1970, predominantemente na Faculdade de Medicina da Universidade Federal do Rio Grande do Sul e na Irmandade da Santa Casa de Misericórdia de Porto Alegre, ambas berço da Nefrologia riograndense. Trata-se de um relato que não pretende esgotar o assunto (e por isso mesmo, omisso em algumas áreas) mas registrar fatos.
A Santa Casa, fundada em 1803, começou efetivamente a funcionar em 1826; era, no início, um hospital de caridade destinado ao recolhimento de pessoas desvalidas e marginais. No fim do século XIX, em função de inúmeras circunstâncias, ocorreu um movimento no sentido de transformá-la em um hospital terapêutico. Simultaneamente, crescia o desejo de que se fundasse, na Província de São Pedro, uma Faculdade de Medicina; esta idéia era estimulada pela Sociedade de Medicina de Porto Alegre, fundada em 1892. Tais fatos resultaram na efetiva fundação da Faculdade de Medicina e Farmácia de Porto Alegre em 1898 (a primeira da República e a terceira do país) e no uso da Santa Casa como seu hospital de ensino.
Nefrologia na Faculdade de Medicina da UFRGS e na Santa Casa de Misericórdia de Porto Alegre
Num exaustivo trabalho de pesquisa, o Prof. Oly Lobato fez um levantamento das teses envolvendo os rins e assuntos correlatos, registradas nos Anais da FAMED-UFRGS, no período de 1900 a 1976.
QUADRO 1
UFRGS
Faculdade de Medicina
Teses sobre Rim e Assuntos Correlatos - 1900-1940
(Levantamento feito pelo Prof. Oly Lobato)
Autor
Data
Assunto
AZAMBUJA, C.
1906
Da Retenção do Cloreto de Sódio nas Nefrites
BANOLAS, E
1907
Pathogenia dos Edemas
BLESSMANN, G.
1911
Complemento
GREGO, A.
1911
Pressão Arterial em Diversas Posições do Corpo
UTINGUASSÚ, O.
1913
Poliúria Experimental
LEGGERINI, E.B.
1915
Injeções Epidermais na Enuresia
TOTTA, D.
1916
Estudo Clínico da Albuminúria Gravídica
CERNONI, A .
1917
Tensão Arterial na Clínica
WEBER, R. A .
1919
Eficiência Renal pelas Dosagens de Ácido Úrico,
Creatinina e Açúcar no Sangue
VERA, J.A.
1921
Diabete Insípido
FISHER, S.C.
1921
Acidose pelo Van Slyke
PENA, J.F.
1923
Pyelites na Infância
SARMENTO, A .M.
1923
Tensão Arterial e Anestesia Geral
RICHTER, G.
1925
Hydronefroses Congênitas
CASTILHO, W.
1926
Equilíbrio Ácido-Básico no Sangue
SIMÕES, A. S.
1926
Retenção Urinária Pós-Operatória e Urotropina (Schering) a 40%
SANDER, P.
1927
Síndrome Ácida das Nephrites Crônicas
BERND, M.
1928
Metabolismo do Cálcio e da Creatinina
SOUZA, T.
1929
Azotemia Chloropenica
GIORGIO, E.
1929
PH e Flora Bacteriana da Saliva e Urina
MONTEIRO, J.C.
1930
Pyelografia Endovenosa
FLECK, H.

Prova da Fenosulfoftaleina
MEYER, C.
1930
Angio-Espasmos Retinianos
OSÓRIO, P.A.
1932
Aortografia Abdominal
FARIA, T.V.
1939
Tensão arterial na Prova Anfotropa Sino-Carotidiana
VELHO, C.B.
1940
Etio-patogenia das Hipertensões Arteriais Permanentes
No Quadro 1 pode-se constatar que, no período de 1900 a 1940, vinte e seis teses sobre assuntos ligados à Nefrologia foram apresentadas à Faculdade; a primeira delas, de autoria do Dr. Catharino Azambuja, tem o título de “Da Retenção do Cloreto de Sódio nas Nefrites”; as demais versam sobre temas de vanguarda na época e demonstram certa sofisticação científica. Nas décadas iniciais do século XX, além dos nomes citados no Quadro 1, um outro merece destaque especial: Prof. Thomaz Laranjeira Mariante. Ele nasceu em Porto Alegre, em 26.06.1891 e graduou-se na Faculdade de Medicina de Porto Alegre em 1915. Nos anos subseqüentes, trabalhou com o Prof. Otávio de Souza, na Santa Casa (1917),e com o Prof. Antonio Austragésilo, no Rio de Janeiro (1918); foi aprovado em Concurso para a Cátedra de Clínica Médica da Faculdade de Medicina (1919), nomeado Diretor da Enfermaria 9 da Santa Casa (1920 e 1924) e fez viagem de estudos a Paris (1925-1926). Em 05.03.1927, tornou-se Diretor da 1a Clínica Médica de Mulheres, que era constituída por cinco Enfermarias da Santa Casa, sendo uma delas a Enfermaria 2; finalmente, em 1943, assumiu a Direção da Enfermaria 2, sede da 1a Cátedra de Clínica Médica da Faculdade de Medicina.
O Prof. Mariante foi o mais importante pioneiro da Nefrologia gaúcha; foi autor, na década de 1930, dos trabalhos intitulados “Conceito Atual das Nefropatias Médicas”, “Glomerulonefrite Difusa ou Glomerulonefrite em Focos com Hipertensão Maligna” e “Hepatonefrites”. É muito provável que, por sua influência, dois de seus professores assistentes tenham se envolvido em assuntos nefrológicos: Profs. Carlos de Brito Velho e Antonio Azambuja, autores de Teses de Livre Docência intituladas, respectivamente, “Etiopatogenia das Hipertensões Arteriais Permanentes” (1940) e “A Avaliação da Filtração Glomarular, do Fluxo Plasmático Renal e da Capacidade Excretora Tubular Máxima como Método Clínico de Exploração dos Rins” (1949).
Finalmente, deve-se ressaltar que o Prof. Mariante incluiu no Programa de Ensino da 1a Cátedra de Clínica Médica da Faculdade de Medicina, inúmeros tópicos referentes aos rins, como se pode ver no Quadro 2.
QUADRO 2
FACULDADE DE MEDICINA, URGS
Primeira Cátedra de Clinica Médica
I - Sistema retículo endotelial
II - O sistema vegetativo segundo Kraus
III - Insuficiência hepática
IV - Estase porta e barragem hepática
V - Conceito atual de icterícias
VI - Estudo clínico das icterícias não hemolíticas
VII - Icterícias hemolíticas
VIII - Hepatonefrites
IX - Angiocolecistites
X - Cirroses hepáticas
XI - Câncer hepático
XII - Conceitos atuais das nefropatias médicas
XIII - Nefroses
XIV - Amiloidose renal
XV - Glomérulo-nefrites agudas e subagudas
XVI - Glomérulo-nefrites crônicas
XVII - Nefro-esclerose
XVIII - Uremia
No período de 1941 a 1976, treze teses adicionais, envolvendo assuntos de interesse nefrológico, foram identificadas pelo Prof. Oly Lobato em seu levantamento (Quadro 3).
QUADRO 3
UFRGS
Faculdade de Medicina
Teses sobre Rim e Assuntos Correlatos 1941-1976
(Levantamento feito pelo Prof. Oly Lobato)
Autor
Data
Assunto
PEREIRA H.
1945
Metabolismo da Água em Clínica Cirúrgica
AZAMBUJA A .
1949
A Avaliação da Filtração Glomerular, do Fluxo Sangüíneo Renal Eficaz e da Capacidade Excretora Tubular Máxima como Método Clínico de Exploração Funcional dos Rins
PELLANDA, E.B.
1953
Tensão Pré-Menstrual, Hipertensão Arterial e Eclâmpsia
MONTEIRO, T.
1954
Enfisema Retro-Peritoneal
BIOANOVSKY, D.L.
1957
Tratamento da Enurese com Reserpina
LOBATO, O.
1961
Biópsia Renal
HAETINGER, N.
1961
Alterações Urinárias do Esforço Físico
KLIEMANN, J.
1961
Sedimento Urinário Normal
KOPSTEIN, J.
1963
Bacteriúria Assintomática na Gravidez
ESPERON, L.C.
1966
Fenilcetonúria
BRANDÃO, L.
1966
Hipotermia e Função Renal
HOFF, W.I.
1976
Refluxo Vesicoureteral
KOPSTEIN, J.
1976
Reabilitação do Urêmico

Duas delas merecem um destaque especial: a do Prof. Antonio Azambuja, já citada, e a do próprio Prof. Lobato, intitulada “Biópsia Renal”. A primeira, por ser a produção científica mais importante do início da Nefrologia brasileira e a segunda por introduzir em nosso meio um novo e revolucionário método de estudo das nefropatias.
Treze artigos adicionais sôbre tópicos nefrológicos foram publicados, entre 1938 e 1978, nos Anais da Faculdade de Medicina-UFRGS, segundo o Prof. Oly Lobato.
Evolução da Nefrologia no Rio Grande do Sul
Na década de 1950, especialmente em sua segunda metade, ocorreram inúmeros fatos relevantes para a estruturação da Nefrologia gaúcha:
Os Profs. paulistas José de Barros Magaldi e Israel Nussenzveig, sob o patrocínio da Associação Médica do Rio Grande do Sul (AMRIGS), administraram um “Curso de Fisiopatologia Renal”, em 1956. Neste mesmo ano, o Prof. Darcy de Oliveira Ilha passou a realizar aortografias transfemurais em Porto Alegre.
Assuntos nefrológicos começaram a aparecer, com relevância, em Congressos e Jornadas, no RS: “Necrose Tubular Aguda”, por exemplo, foi Tema Oficial da IV Jornada Rio Grandense de Medicina Interna, em 1957, tendo como Relatores os Profs. Antonio Azambuja, Oly Lobato e Adão Mattos.
A partir de 1958, sob o patrocínio da AMRIGS e como parte de programa de educação médica continuada, cursos rápidos de fim de semana passaram a ser ministrados em cidades do interior do RS, sobre tópicos nefrológicos, por equipe formada pelos Profs. Oly Lobato, César Costa e Alberto Vianna Rosa.
Em 1959, na Enfermaria 2 da Santa Casa, os Profs. Oly Lobato, César Costa e Alaor Teixeira, com a colaboração do Prof. Hugo Haase, publicaram o primeiro caso no Brasil de diagnóstico histopatológico de doença renal (Amiloidose), feito através de punção biópsia percutânea. No mesmo ano, o Prof. Eduardo Faraco e colaboradores, na Enfermaria 38, introduziram a quantificação da bacteriúria como importante critério para o diagnóstico laboratorial de infecções urinárias inespecíficas.
No final da década de 1950, na Enfermaria 2, os Profs. Oly Lobato e César Costa (e à partir de 1961 também o Prof. Otto Busato) lideraram a formação de um “Grupo de Rim”; progressivamente, a Enfermaria passou a atender apenas casos nefrológicos. Ao mesmo tempo, na Enfermaria 29, sob a direção do Prof. Rubens Maciel e dedicada mais à Cardiologia, formou-se um grupo nefrológico liderado pelo Prof. Antonio Azambuja; a ele se agregaram os Profs. Moyses Lerrer, Milton Zelmanovitz, Domingos D´Avila e Dr. Moacyr Scliar.
Em 1959, foram feitas as primeiras dez hemodiálises no Rio Grande do Sul, em pacientes com insuficiência renal aguda; elas ocorreram no Hospital São Francisco sob a orientação do Prof. Moyses Lerrer.
Na década de 1960, também chamada de “Década de Ouro”, houve um enorme progresso e expansão da Nefrologia com viagens de estudos para os Estados Unidos e Europa, sofisticação dos métodos diagnósticos e terapêuticos e ampliação de atividades associativas e de pesquisa:
Em 1961, foi oficialmente criado o Departamento de Nefrologia e Urologia da AMRIGS; ele se constituiu também em Regional da Sociedade Brasileira de Nefrologia, recém fundada na cidade de São Paulo (1960).
Membros do Laboratório de Análises Clínicas da Enfermaria 2 (bioquímicos Vanda Castro Vieira, Leslie Oliveira e Jaime Jeffman) dedicaram-se ao aprimoramento de técnicas usadas em Nefrologia e o consultor urológico da mesma enfermaria (Prof. Alberto Rosa) sistematizou a realização das biópsias percutâneas de rim, introduzindo-as na rotina de avaliação clínica nefrológica.
Em 1961, o Prof. Otto Busato (Enfermaria 2) introduziu a Diálise Peritoneal como método de substituição da função renal, em nosso meio; posteriormente, em 1963, estudou as possibilidades terapêuticas da Diálise com Alça Intestinal Isolada.
Em 1965, foi oficializado o primeiro Programa de Residência Médica em Nefrologia, no Rio Grande do Sul. Teve como sede a Enfermaria 2 e como primeiro residente o Dr. José Vanildo Morales.
Em 1967, ocorreu o lançamento do primeiro livro-texto sobre Nefrologia escrito por autores gaúchos: Temas de Nefrologia - Vol. 1” editado por Oly Lobato, César Costa e Otto Busato.
Também em 1967, a Dra. Lydia Bischoff passou a dedicar-se ao atendimento preferencial de pacientes pediátricos, estruturando de maneira exemplar a “Sala de Crianças” da Enfermaria 2. Ela substituiu o Prof. Ercio Amaro de Oliveira que foi o primeiro pediatra a colaborar no atendimento nefrológico na referida Enfermaria.
Em 1968, aconteceu em Porto Alegre, o IV Congresso Brasileiro de Nefrologia tendo como Comissão Organizadora os Profs. Antonio Azambuja (Presidente), César Costa (Secretário) e Bruno Fialho Braga (Tesoureiro). O Hospital de Clínicas de Porto Alegre, na época ainda em construção, foi a sede do evento e a cerimônia de abertura teve lugar no prédio da Reitoria da UFRGS. Diferentemente do que acontece hoje, seu principal financiador foi o Ministério de Educação e Cultura e o número de inscritos (250) foi impressionante para a época. Os temas oficiais foram “Imunologia e Nefropatologia”, “Insuficiência Renal Crônica” e “Nefropatologia Infantil”. Os Temas de Atualização versaram sobre “Transplante Renal Humano”, “Rim e Cálcio”, “Radiologia do Sistema Urinário” e “Ensino da Nefrologia”. Os Temas Livres inscritos totalizaram 122, assim distribuídos, 45 de São Paulo, 29 do Rio de Janeiro, 27 do Rio Grande do Sul, 14 da Bahia, 4 do Paraná, 1 de Pernambuco, 1 do Ceará e 1 de Brasília. Três foram os convidados estrangeiros: Prof. J. Schirmeister, da Universidade de Freiburg (Alemanha); Prof. Lovell Becker, da Universidade de Cornell (EUA), membro da Diretoria da Sociedade Americana de Nefrologia e Secretário Geral do Cômite para Nomenclatura e Nosologia de Doenças Renais;Prof. Victor Miatello, da Universidade Nacional de Buenos Aires (Argentina).
Entre os convidados nacionais figuraram nomes consagrados como os dos Profs. Osvaldo Ramos, Marcello Marcondes, Emil Sabbaga e Israel Nussenzveig, de São Paulo; José Augusto Aguiar, do Rio de Janeiro; Adyr Mulinari, do Paraná, e Heonir Rocha, da Bahia. O urologista Prof. Geraldo Campos Freire, também convidado, pioneiro dos transplantes renais no Brasil, transformou-se na estrela do evento ao informar que havia realizado, no Hospital das Clínicas de São Paulo, até aquele momento, a espantosa cifra de 30 transplantes e que membros de sua equipe, liderados por Emil Sabbaga e Osvaldo Ramos, estavam estudando um novo tratamento anti-rejeição: a globulina anti-linfocítica.
O IV Congresso Brasileiro de Nefrologia foi de excepcional importância pois demonstrou que o Rio Grande do Sul encontrava-se, naquela época, em 3o lugar no volume de produção científica nefrológica no Brasil; demonstrou também a capacidade de trabalho e associativa dos nefrologistas gaúchos.
No final da década de 1960 (1969), o Dr. Norberto Haetinger (Enfermaria 2) conseguiu, por esforço pessoal, o primeiro Rim Artificial da Faculdade de Medicina-UFRGS, obtido por doação feita pelo Rotary Club de Los Angeles, Califórnia (EUA).
Finalmente, no decurso da década de 1970 alguns fatos merecem destaque:
Em 1970, o Prof. Domingos D’Ávila em associação com os Profs. Leonel Lerner e Carlos Abaeté de Los Santos, estruturou no Instituto de Cardiologia do RS, a primeira Unidade de Diálise do estado cujo objetivo era tratar urêmicos crônicos. Simultaneamente, na Enfermaria 2, ocorreram as primeiras tentativas de uso do Rim Artificial doado à UFRGS em pacientes crônicos; nelas tomaram parte ativa os Residentes Drs. Renato Knijnik, Marisa Hening, Milton Ferreira, Paulo Henrique Favalle e o Prof. Cesar Costa.
Os Profs. Otto Busato e Loreno Brentano coordenaram equipe que realizou com sucesso os primeiros transplantes renais humanos no Rio Grande do Sul, feitos nos Hospitais Moinhos de Vento, Ernesto Dornelles e Santa Casa, à partir de 25.07.1970.
Publicação do livro “Temas de Nefrologia - Vol. 2”, editado por Oly Lobato, César Costa e Otto Busato (1970).
Início das atividades do Curso de Pós-graduação em Nefrologia da UFRGS (1971-1972), estruturado e coordenado pelo Prof. César Costa.
Inaugurado oficialmente em 1968, o Hospital de Clínicas de Porto Alegre começou realmente a funcionar no início da década de 1970. A partir de 1971-1972, membros da Enfermaria 2 começaram a ser transferidos para o novo hospital universitário: o primeiro foi o Prof. Jaime Kopstein.
Em 10 de Agosto de 1972, a Sociedade Brasileira de Nefrologia, durante realização de seu VI Congresso Nacional em Recife, (PE), e com participação da Associação Médica Brasileira, emitiu os primeiros Títulos de Especialista. Em 1977, os gaúchos titulados eram 16.

Quadro 4
RELAÇÃO DOS PORTADORES DO TÍTULO DE ESPECIALISTA E DOS SERVIÇOS CREDENCIADOS EM NEFROLOGIA, NO RIO GRANDE DO SUL, EM 1977
Nefrologistas
Serviços Credenciados
Alberto Augusto Alves Rosa
Bruno Fialho Braga
Cesar Amaury Ribeiro da Costa
Clovis Milton Duval Wanmacher
Domingos Otávio Lorenzoni D’Avila
Hermes Mayer Berger
Jayme Kopstein
Joaquim Dahne Kliemann
José Vanildo Morales
Moyses Lerrer
Nelson Rubens Pranke
Noemia Perli Goldraich
Norberto Haetinger
Oly Lobato
Otto Clementino Busato
Renato Knijnik
Serviço de Nefrologia do Hospital de Clinicas de Porto Alegre
Serviço de Nefrologia do Hospital Lazzarotto



Em 30 de Junho de 1975, foi oficialmente criado o Serviço de Nefrologia do Hospital de Clínicas de Porto Alegre constituído pelos Profs. César Costa, Jaime Kopstein, José Vanildo Morales e pelos Residentes Drs. Isidoro Goldraich e Jaime Burmeister.
Publicação do livro “Orientação Diagnóstica em Nefrologia”, editado pelos Profs. Oly Lobato e Bruno Braga (em 1975 e 1978) e do folheto “Dieta na Insuficiência Renal Crônica” de autoria dos Profs. Jaime Kopstein e Carlos Alberto Prompt (1975).

ALGUMAS INSTITUIÇÕES GAÚCHAS QUE CONTRIBUÍRAM PARA O DESENVOLVIMENTO DA NEFROLOGIA
(além da Faculdade de Medicina e da Santa Casa)
ASSOCIAÇÃO MÉDICA DO RIO GRANDE DO SUL (AMRIGS) (1951)
FACULDADE DE MEDICINA DE SANTA MARIA (1953)
HOSPITAL SÃO FRANCISCO- PORTO ALEGRE (1959)
DEPARTAMENTO DE NEFROLOGIA E UROLOGIA DA AMRIGS - REGIONAL DA SOCIEDADE BRASILEIRA DE NEFROLOGIA (1960)
FACULDADE CATÓLICA DE MEDICINA, PORTO ALEGRE (ATUAL FUNDAÇÃO FACULDADE DE CIÊNCIAS MÉDICAS) (1961)
PAVILHÃO SÃO JOSÉ - SANTA CASA DE PORTO ALEGRE (1961)
FACULDADE DE MEDICINA DA UNIVERSIDADE CATÓLICA DE PELOTAS (1967)
INSTITUTO DE CARDIOLOGIA DO RIO GRANDE DO SUL (1969)
FACULDADE DE MEDICINA DA UNIVERSIDADE DE CAXIAS DO SUL (1969)
FACULDADE DE MEDICINA DA PONTIFÍCIA UNIVERSIDADE CATÓLICA DO RIO GRANDE DO SUL, PORTO ALEGRE (1970)
HOSPITAL MOINHOS DE VENTO E HOSPITAL ERNESTO DONELES(1970)
HOSPITAL DE CLÍNICAS DE PORTO ALEGRE (1971)
UNIVERSIDADE FEDERAL DO RIO GRANDE DO SUL - CURSO DE POS-GRADUAÇÃO EM NEFROLOGIA (1971)

Historia del Instituto de Nefrologia

Prof. José Augusto de Aguiar
SANTA CASA DA MISERCÓRDIA
DO RIO DE JANEIRO

A origem do Instituto de Nefrologia Prof. José Augusto Aguiar, unidade filantrópica da Santa Casa da Misericórdia do Rio de Janeiro, remonta ao começo dos anos 50, quando foi criado pelo Prof. José Augusto o primeiro Serviço Universitário dedicado ao estudo clínico das doenças renais "Seção de Patologia Renal" da 5ª Cadeira de Clínica Médica da Faculdade Nacional de Medicina da Universidade do Brasil, funcionando então no Hospital Moncorvo Filho (Cadeira do Prof. Capriglione).

Com a mudança da 5ª Cadeira de Clínica Médica para o Hospital Geral da Santa Casa da Misericórdia em 1954 a "Seção de Patologia Renal" foi para lá transferida, ocupando então um porão da 9ª enfermeria - Serviço do Prof. Magalhães Gomes. Em 1958, foi fundado no Hospital Geral o Ambulatório de Nefropatologia (Ambulatório 32), transformado em 1969 em Serviço de Nefrologia do Hospital Geral. Em 1970 foi introduzido pelo Prof. José Augusto Aguiar na nosologia o termo "glomerulonefrite mesangial" em trabalho realizado no Serviço sobre indução da glomerulonefrite mesangial por S.mansoni.

Com a inauguração do Hospital Universitário em 1977, foi para lá transferida a Disciplina de Nefrologia, não havendo entretanto solução de continuidade no funcionamento do Serviço de Nefrologia do Hospital Geral.

Em ato do Provedor da Instituição foi em 1979 criado o Instituto de Nefrologia, que seria inaugurado em 1980, dotado de instalações adequadas à assistência, ensino e pesquisa na especialidade, sendo também na ocasião integradas ao Instituto, como ambulatórios da Nefrologia, as salas anteriormente ocupadas pelo Serviço.

Após o falecimento precoce do Prof. José Augusto Aguiar em 1988, foi o Instituto rebatizado com o seu nome. Em 1990, devido ao aumento da demanda a área física destinada ao atendimento foi ampliada em 25%, ocasião em que uma nova Unidade de Diálise foi construída.

Atualmente trabalham no Instituto de Nefrologia 42 profissionais da área de saúde, tendo acompanhado no último ano (01 de julho de 1995 a 30 de junho de 1996) , 928 internações hospitalares, realizado 10.123 procedimentos dialíticos e examinado 2.178 amostras de sangue/urina no laboratório do próprio Instituto. O seu ambulatório tem hoje 5.089 pacientes matriculados. Mantém também o Instituto Programa de Residência Médica em Nefrologia (R1, R2 e R3), reconhecido pelo MEC/CNRM.

Devido ao continuo aumento da demanda de pacientes, novas obras de ampliação (acréscimo de 500 m2) e aquisição de equipamentos, notadamente a substituição dos equipamentos para hemodiálise atualmente existentes por 20 novas máquinas de proporção para hemodiálise, osmose reversa e um CPD, além de novas instalações para a biblioteca e arquivo estão programadas para serem concluídas até o final do primeiro quadrimestre de 1997. Os transplantes renais são atualmente preparados no Instituto e realizados em diversas Unidades Hospitalares no Rio de Janeiro, principalmente na UERJ, no HGB e no HSE.

Obras para construção de uma Unidade de Transplante Renal estão em fase de projeto, com início previsto para o terceiro quadrimestre de 1997.

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lunes, 4 de julio de 2011

HISTORIA DE LA NEFROLOGIA LATINOAMERICANA


BRÁSIL
H. Rocha
Ex presidente de Ia Sociedade Brasileira de Nefrología.

Introdução.-
Entendemos que nossa árdua missão é narrar, de modo metódico e sistemático, os principais fatores ocorridos na área médico-científica relacionados à nefrología brasileira. Esta narração debe incluir, necessariamente, fatos do nosso passado, acontecimentos e ações diretamente conectados a esta especialidade, dispostos de modo cronológico. Também, esta narrativa deve permitir uma visão de algumas perspectivas, dentro da concepção de que a história é o caminho para a visualização e entendimento do que está acontecendo e do que tem probabilidade de vir a acontecer. As dificultades para a realização de um trabalho desta natureza que seja fiel aos acontecimentos, e que traga dados qualitativos e quantitativos necessários à sua plena estruturação, são múltiplas e muitas delas devem ser conhecidas:

1.- A extensão territorial de nosso país continental, e sua natural e grande diversidade
2.- Dificuldades de comunicação pronta e eficiente, embora melhorada nestes últimos 15 anos.
3.- Falta de coordenação central das atividades nefrológicas do país. Apesar da existência da Sociedade Brasileira de Nefrologia, ainda persistem muitas atividades importantes não satisfatoriamente controladas, ou mesmo sem o conhecimento preciso desta Sociedade. A nível de governo, o conhecimento e controle das ações nefrológicas em nosso pais são ainda mais precários.
4.- Grande diversidade sócio-econômica em áreas do país, criando um mosaico diversificado da atividade nefrológica, e uma história diferente para cada área. A inexistência de registro sistemático das atividades em nefrologia, quer nas diversas regiões, quer a nível da nossa Sociedade Brasileira de Nefrologia. Esta falta de registro reflete, também, o desinteresse pela documentação de fatos históricos, e pela catalogação dos principais fatos ocorridos em determinada época. Este trabalho visa, portanto, levando em conta as limitações que apresentamos: a) dar uma ideia global, esquemática, da evolução histórica da nefrologia como especialidade em nosso meio; b) apontar a evolução de nossa Sociedade Brasileira de Nefrologia, destacando sua estrutura e sua atuação; c) mostrar o surgimento e a expansão de algumas ações nefrológicas em nosso país; d) destacar, de modo aligeirado as principais áreas de investigação em nefrologia no Brasil; e) mostrar as principais características da pós-graduação da Sociedade Brasileira de Nefrologia, advindas da evolução histórica da nefrologia em nosso país. Tudo isso foi conseguido pela análise de dados fornecidos pela Sociedade Brasileira de Nefrologia, da revisão de publicações relacionadas aos nossos Congressos Brasileiros, ao jornal Brasileiro de Nefrologia e de documentos oferecidos por alguns colegas que se dispuseram a colocar à nossa disposição alguns subsídios. Os dados vão apresentados de acordo com a visão do autor que milita na nefrologia brasileira e na Sociedade Brasileira de Nefrologia praticamente desde o seu inicio formal.

A nefrologia como especialidade em nosso meio.-
Passamos mais de um século neste regime, apesar de certos avanços e de mudanças, sobretudo com o surgimento de movimentos isolados que indicabam o inicio do interesse pela pesquisa básica em nosso meio. Isto ocorreu com o surgimento da Escola Tropicalista da Bahia (em torno de 1850), do Instituto Bacteriológico (1893) e do Instituto Butantã (1899) e do Instituto de Medicina Experimental de Manguinhos em 1900. Diga-se, de passagem, que estes Institutos surgiram, em parte, como resultado da pressão da sociedade por epidemias que nos assolaram no fim do século passado.

No setor clínico, mudanças de concep,ão e estrutura ocorreram, já neste século, sobretudo por influência do prestígio científico progressivo dos USA, em parte resultante da crise, e consequente declínio, dos centros médico-científicos europeus após a 2a Guerra Mundial. O Relatório Flexner, divulgado no início deste século, ainda hoje influencia muito a filosofia de organização curricular de nossas Faculdes, apesar de já não atender algumas necessidades importantes de nosso modelo social. Uma das vantagens desta filosofia flexneriana que prestigiava o conhecimento científico, foi despertar a necessidade da instalação de laboratórios bem montados para a realização de pesquisa básica. Além disso, destacaba a importancia dos hospitais universitários e da necessidade de utilização do espírito científico nas observações clínicas. Este movimento influenciou a instalação de laboratórios de algumas cadeiras básicas, entre eles, de fisiologia, em algumas Faculdades de Medicina, do nosso pais, alguns deles com investigadores bem treinados e interessados em problemas renais. Tambén, começaram a surgir disciplinas especializadas, nas diversas áreas de medicina. Na de Clínica Médica, por exemplo, sob a influência de avanços científicos e tecnológicos em determinadas áreas, médicos se diferenciaram e deram início à constituição de grupos especializados, dentre os quais se formaram nossos núcleos de Nefrologia. Contribuiu muito para isso a experiencia pósgraduada de muitos de nossos colegas que, ao envez de Europa, passaram a preferir os serviços médicos do USA para sua especialização. Foi assim que, grupos desta natureza cedo se formaram em São Paulo (na Universidade de São Paulo e na Escola Paulista de Medicina), na Universidade Estadual do Rio de Janeiro, na Faculdade de Medicina da Universidade Federal do Rio de Janeiro, nas Faculdades de Medicina das Universidades do Rio Grande do Sul, do Paraná, da Bahia e de Pernambuco, e a nefrologia, mesmo antes de oficializada como especialidades, já existia de fato sendo ensinada no contexto da clínica médica. Em nossas Escolas Médicas adaptações e modificações curriculares múltiplas foram feitas, muitas delas refletindo a força política de grupos que se formavam. De modo geral houve tendência a copiar, com adaptações, o modelo americano de ensino, às vezes sem atentar para grandes diferenças nos estádios da evolução dos dois países. Houve crescente interesse pela criação de disciplinas especializadas na área médica, e este interesse influenciou muito a estruturação dos currículos de nossas Faculdades. A nefrologia, como especialidade, começou a existir como pequeno setor da Clínica Médica, ainda não plenamente diferenciado, até que, pelo vulto da sua importância, e pelo número de grupos já atuantes em todo país, surgiu como especialidade definida no fim da década de 50. Este era o resultado natural da existência de características peculiares bem definidas, métodos de trabalho também específicos, e metodologia científica adequada e apropriada. Houve, em nosso país, exagero na diferenciação de disciplinas, tentativas de isolamento de disciplinas de seu tronco básico, fragmentação prejudicial ao ensino de graduação, pelo excesso de especialização de grupos de ensino que prejudicaram a visão global em função de interesse fragmentário e limitado. Houve, também, em alguns locais, mudanças curriculares frequentes, sempre relacionadas à pressão e o jogo de poder por parte dos grupos especializados cada vez mais fortes em determinadas áreas. Nesta situação de movimento pendular das tendências, entre a ênfase a ser dada às disciplinas gerais comparada às especializadas, estamos, atualmente, na fase de ajustarmos a participação adequada e desejável das disciplinas médicas, inclusive a Nefrologia, à sua verdadeira posição no contexto da formação do médico geral, objetivo principal do currículo de graduação das nossas Faculdades de Medicina.
Cabe informar, historicamente, que a chamada Reforma Universitária (1962), ao colocar em aplicação a Lei 5.540, trouxe mais problemas e dificuldades para nossas Universidades do que imaginadas vantagens. Além de dissociar o ensino e a pesquisa básica da clínica, desorganizar a estrutura de muitas Escolas Médicas, permitiu a reorganização de currículos com tendência à especialização exagerada, além de subverter o princípio da hierarquia. É curioso ressaltar que a última fixação do conteúdo mínimo e duração do curso de Medicina em nosso país aprovada pelo Conselho Federal de Educação em 8 de outubro de 1969 (Resolução n.° 8) quando então dirigido pelo Prof. Roberto Figueira Santos, desfigurou a disciplina de Nefrologia. Isto ocorreu em 1969, e nesta distribuição da matéria a ser lecionada são mencionadas as disciplinas Cardiologia, Hematologia, Neurologia, Dermatologia, Doenças endócrinas e metabólicas, Oftalmologia, Doenças do aparelho locomotor. Doenças infecciosas e parasitárias, etc. A Nefrologia, passou a ser parte integrante das Doenças do aparelho urinário. Pelo exdrúxulo e artificial da proposta, que mereceu o repudio da Assembleia no Congresso da Sociedade Brasileira de Nefrología em 1970 em Recife, ela apenas provoou desentendimentos aqui e ali, mas prevaleceu o bom senso e o esperado: Persistiu, na maioria dos currículos, a disciplina Nefrologia, além da Urologia que, naturalmente, também individualizada. Deste modo, a Nefrologia continua presente como disciplina na maioria das Faculdades de Medicina, com participação geralmente limitada no Curso de Graduação, sendo mais atuante a nível de opcional do internato ou na pós-graduação. Diga-se, de passagem, que de todas as Unidades do nosso sistema universitário, as Faculdades de Medicina foram as que mais sofreram com a Reforma Universitária, e a Nefrologia dela pouco ou nada se beneficiou. Nosso distanciamento do ciclo básico separou-nos da Fisiologia e da Patologia, dois esteios muito importantes para trabalho e ensino conjuntos. Isto dificultou e afetou disponibilidades para a realização de pesquisas.
E foi assim que se expressou o saudoso Prof. José de Barros Magaidi, arguindo esta dissociação básico-clínica, ele que foi um dos autênticos pioneiros da Nefrologia brasileira, ao tomar posse em seu cargo de Titular da USP: “Nas grandes Universidades, as Faculdades de Medicina são separadas do Campus Universitário, com todos os seus departamentos devotados à Medicina do Homem. E tem que ser assim. Medicina é por demais transcendente para não ser assim considerada”. Reagia, ele, também, à indébita falta de diferenciação do ensino da Medicina, como um todo, no contexto de reforma proposta e aplicada à nossa universidade.

A nefrologia como disciplina no ensino de graduação médica.-

A criação da Sociedade Brasileira de Nefrologia em 1960 com a realização de Congressos desta especialidade foi fator determinante para o surgimento de vários Núcleos de Nefrologia nas diversas Faculdades de Medicina de nosso pais. Até então, poucas escolas destacavam esta especialidade do ensino geral de Clinica Médica, e a Nefrologia não necessariamente ficava sob a responsabilidade de interessados praticantes da especialidade. O avanço tecnológico especifico, o surgimento de serviços especiais para melhor assistência aos doentes, e a melhor definição de nossa área de atuação em pesquisa representaram impulsos fundamentais para o destaque e a individualização da nefrologia.

Em 1983, a Associação Brasileira de Escolas Médicas (ABEM), através sua Diretoria Executiva coordenada pela Prof. Alice Rosa Reis, fez amplo levantamento dos currículos plenos dos cursos de graduação em medicina no Brasil. Pode-se ver que, à excessão de poucas Faculdades, a Nefrologia consta como disciplina obrigatória ou optativa, na maioria das vezes oferecendo 45 a 75 créditos. Em uma Faculdade havia a chamada Clinica Integrada Nefro-Urológica com 105 créditos (Centro de Ciências da Saúde, Universidade Federal do Piaui) e não constava a Nefrologia do currículo de outras. Em Salvador (Universidade Federal da Bahia), como consequência da reforma universitária formaram-se 14 Departamentos, muitos de especialidades clínico-cirúrgicas, entre os quais o de Nefro-Urologia. A experiência desta ênfase em Departamentos especializados clinico-cirúrgicos foi um fracasso, e foi repudiada por docentes e discentes após 4 anos de conturbada vivência nesta universidade. A maioria das Faculdades do Sudeste e Sul do pais conservaram a Nefrologia nos seus currículos. No norte e nordeste do pais, a situação foi diferente. Provavelmente aí, a influência da distribuição de materiais do currículo médico proposta pelo Conselho Federal de Educação parece ter tido influência na individualização da Nefrología como disciplina independente. Também, o pequeno número de profissionais especializados em nefrologia deve ter influenciado decisivamente este quadro. Apenas como exemplo, seguese a situação da Nefrologia nos currículos plenos das Escolas de Medicina do Norte-Nordeste em nosso país em 1984.
Em todas estas unidades constava a Urologia, com número de créditos igual ou superior à Nefrologia. Não dispomos de dados atuais da evolução destes currículos das Faculdades do Norte-Nordeste até o momento atual. Sabemos que a Nefrologia passou a ser disciplina optativa em algumas delas e, esta inclusão, geralmente, correspondeu ao surgimento de um grupo de profissionais interessados que organizou um Serviço de Nefrologia para melhor assistência aos doentes, em hospitais universitarios ou utilizados para o ensino. No momento, o ensino da Nefrologia geralmente é feito para alunos que cursam do 10° ao 12° semestre, sendo disciplina ensinada sob a forma de curtos estágios, com poucas aulas teóricas, discussão de casos e atendimento ambulatórial. Nas diversas Escolas Médicas o pessoal docente das disciplinas de Nefrologia geralmente participa do ensino geral de Clinica Médica, além do ensino específico da Nefrologia. Nos diversos hospitais universitários foram sendo criados serviços de diálise, diálise-transplante renal, diversos ambulatórios da especialidade, além de laboratórios para suporte às atividades de investigação, de acordo com o preparado dos nefrologistas e o carisma da região onde trabalham.

HISTORIA DE LA NEFROLOGIA LATINOAMERICANA





COLOMBIA
R. D'Achiardi Rey
Presidente de la Sociedad Colombiana de Nefrología.
La nefrología es un área de la medicina interna de reciente nacimiento como subespecialidad. Tuvo su origen antes de la segunda guerra mundial con algunos estudios de función y enfermedad renal, siendo después de 1945, al terminar ía guerra, cuando la aplicación de nuevos métodos y principios científicos permitió que esta disciplina se definiera en forma clara, mejorando los estudios fisiológicos y de enfermedad renal e identificando al riñón como un órgano endocrino. La semilla de la nefrología en Colombia se sembró cerca de diez años después, a mediados de la década del cincuenta, cuando varios especialistas en medicina interna se motivaron por esta nueva rama de la medicina.En Bogotá, el doctor José María Mora, quien había realizado su formación en medicina interna en el Hospital San Juan de Dios, de esta ciudad, por los años 1949 a 1954, se empezó a motivar por los pacientes con insuficiencia renal y decidió realizar su formación en nefrología en la ciudad de Cleveland, tanto en el Departamento de Órganos Artificiales de la Cleveland Clinic como en Western Reserve University, siendo discípulo de Willen J. Kolff durante los años 1960 y 1961, regresando al país en 1962 e iniciando en el Hospital Militar Central de Bogotá diálisis peritoneal aguda ese mismo año y hemodiálisis aguda en 1963, con un promedio de tres o cuatro procedimientos por año. Junto con el doctor Hernán Torres, quien terminaba su formación en medicina interna y quien realizó su entrenamiento en nefrología en la Cleveland Clinic en 1966, iniciaron el programa de hemodiálisis crónica en 1971.A otra dé las grandes ciudades del país, Medellín, llegó el doctor Jaime Borrero después de entrenarse en medicina interna en el Hospital St. Claire's, de Nueva York, entre 1954 y 1956 y de realizar un Fellow en enfermedades vasculares en el New York Hospital, que culminó en junio de 1957, iniciando por esta época el manejo de pacientes con IRA en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl y realizando con el doctor Alvaro Toro la primera diálisis peritoneal con un equipo fabricado por ellos en 1960 y la primera hemodiálisis aguda en 1964 con un testigo de excepción, el doctor E. Schriner, y con la colaboración del doctor Edgar Sanclemente, por esa época residente de medicina interna de la Universidad de Antioquia, quien luego completó su formación como nefrólogo en Estados Unidos. El doctor Borrero regresó a la Universidad de Cornell y al New York Hospital en los años 1965 y 1966 para completar su formación como nefrólogo, y luego, trabajando en equipo, realizaron con un riñón artificial de su propio diseño, el Gracec (por las dos primeras pacientes que recibieron tratamiento con él: Graciela de Calle y Cecilia Solórzano), la primera hemodiálisis crónica en 1967.

Por la misma época llegó al Hospital San Juan de Dios, de Bogotá, el doctor Andrés Revollo, entrenado en nefrología en el Instituto Nacional de Cardiología de México, iniciando diálisis peritoneal y hemodiálisis aguda en 1962. Luego, en 1963, el doctor Enrique Carvajal regresó de Tulane University en Nueva Orleáns, donde realizó su entrenamiento en nefrología durante los años 1961 y 1962, practicando en 1965 juntos los tres primeros trasplantes renales de cadáver tanto en Bogotá como en Colombia. Luego, en 1967, junto con el doctor Alberto Carreño, iniciaron el programa de diálisis crónica. También debemos hacer mención al doctor Saulo Klahr, quien realizó estudios de postgrado de nefrología en Estados Unidos y fue otro de los gestores de la especialidad en Colombia. Con base en lo anterior pensamos que la nefrología se inició en Colombia en la década de los sesenta, con el entrenamiento que estos internistas colombianos habían recibido principalmente en los Estados Unidos. Ellos se reunieron y crearon en 1966 la Sociedad Colombiana de Nefrología, siendo sus miembros fundadores los doctores Jaime Borrero, Enrique Carvajal, Saulo Klahr, José María Mora, Andrés Revollo, Edgar Sanclemente, Alvaro Toro y Hernán Torres. Dentro de estos veinticinco años de funcionamiento y realizaciones de la Sociedad, ha estado dirigida, además de los miembros fundadores: Borrero, Carvajal, Mora, Torres y Revollo, por los doctores Roso Alfredo Cala, Jorge Luis Arango, Alberto Carreño, Eduardo Carrizosa, Alvaro Mercado, Mario Arbeláez y Roberto D'Achiardi. Le ha correspondido a la Sociedad dar su estímulo y consejería tanto para el establecimiento de la nefrología clínica en el país como para el desarrollo de los programas de hemodiálisis, diálisis peritoneal ambulatoria continua (CAPD) y trasplante renal, además de haber trabajado en forma constante en el área de hipertensión arterial.

Como ya mencionamos, la primera hemodiálisis aguda fue realizada en el Hospital Militar Central de Bogotá por el doctor José María Mora en 1963 y más o menos en forma simultánea se inició en el Hospital San Juan de Dios, de Bogotá, por el doctor Andrés Revollo, y en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl, de Medellín, por los doctores Jaime Borrero y Alvaro Toro con la colaboración del doctor Edgar Sanclemente. Hoy en día es un tratamiento rutinario en el país. La hemodiálisis crónica se inició en 1967 en los Hospitales San Juan de Dios, de Bogotá, y San Vicente de Paúl, en Medellín, y luego en el Hospital Militar de Bogotá en 1971. Después de éstas, que fueron las unidades base de la nefrología en Colombia, se desarrollaron otras en las principales ciudades de Colombia y se han venido incrementando con el paso de los años, hasta contar con 43 unidades de hemodiálisis que realizan el procedimiento en forma crónica a 724 pacientes.

La CAPD se inició en Medellín en marzo de 1981 y luego en el Hospital San José, de Bogotá, teniendo en el momento en el país 38 programas de esta modalidad de tratamiento, que brindan atención a 520 pacientes. Los tres primeros trasplantes renales de cadáver se realizaron en el Hospital San Juan de Dios, de Bogotá, en 1965, uno de ellos con supervivencia mayor de un año; pero fue en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl, de Medellín, donde a partir de 1968 se inició un programa experimental que llevó al primer trasplante humano el 29 de agosto de 1973, y que en una labor ininterrumpida ha realizado 755 trasplantes. Luego, después de desarrollar un plan de trasplante experimental, se realizó el primer trasplante renal de cadáver en el Hospital Militar de Bogotá en 1978 por un grupo que tenía como nefrólogos a los doctores Hernán Torres, Roberto D'Achiardi y Juan Daniel Ordóñez, siendo seguidos por el Hospital Ramón González Valencia, de Bucaramanga, con los doctores Roso Alfredo Cala y Germán Gamarra, y el Hospital San José, de Bogotá, con los doctores Eduardo Carrizosa y Francisco Barreta, y luego otros centros de gran importancia que se abrieron en Bogotá: Caja Nacional de Previsión, Hospital San Rafael, Fundación Santa Fe, Clínica San Pedro CIaver, en Cali, el Hospital Universitario del Valle, y en Barranquilla. Todos los centros han realizado hasta el momento en Colombia más de 1.300 trasplantes renales.

La Sociedad de Nefrología se preocupó por estimular la formación de subespecialistas en Colombia, y el primer centro que inició estudios de posgrado de nefrología fue el Hospital Militar Central, que ha formado once especialistas y a su vez fue el primer centro aprobado por la Ascofame para ofrecer la especialidad; seguido por el Hospital Universitario San Vicente de Paúl, de Medellín, con siete internistas nefrólogos, el Hospital San José, de Bogotá, con 11; el Hospital Universitario del Valle, con seis, y el Hospital Universitario de San Ignacio, aprobado en 1991, que tiene en formación su primer especialista, que, junto con 10 estudiantes actuales de postgrado en los otros centros de formación en nefrología, completarán a fines de 1993 un total de 45 especialistas formados en el país.
Actualmente la Sociedad cuenta con 61 miembros, tanto nefrólogos de adultos como pediatras, 25 de ellos residentes en Bogotá, nueve en Medellín, ocho en Barranquilla, cuatro en Bucaramanga, cuatro en Calí y once en otras ciudades del país, que incluyen Pereira, Cúcuta, Santa Marta, Cartagena, Popayán, Valledupar, Manizales, Neiva. Pasto y Montería, lo cual aún deja campo abierto a la formación de nuevos especialistas para atender algunas de las ciudades ya mencionadas y otras nuevas en el país.

HISTORIA DE LA NEFROLOGIA LATINOAMERICANA


CHILE
G. Mordo
Sociedad Chilena de Nefrología.

La nefrología en Chile ha sido parte de la medicina interna. Alrededor del año 1940, algunos investigadores dedicaron parcialmente su quehacer clínico al estudio de las enfermedades renales.
La especialidad empieza a perfilarse con las investigaciones de R. Gazmuri y colaboradores en fisiología renal y electrólitos, equilibrio ácido-básico, metabolismo del potasio y muchos otros. En esta área aparecen además las publicaciones de M. Plaza de los Reyes y A. Kuzmanic. Plaza de los Reyes hace una evaluación clínica de la excreción de sodio y agua en condiciones normales y patológicas, especialmente en pacientes con hipertensión arterial y cirrosis hepática. Kuzmanic hace estudios sobre iones, metabolismo del agua y uso de diuréticos.
Se podría decir que estos grupos profesionales se constituyeron directamente en los iniciadores de la nefrología en nuestro país. A partir de estos estudios se ha producido un aumento gradual del número de unidades nefrológicas en los centros hospitalarios, universitarios y privados, alcanzándose un desarrollo pleno de esta rama de la medicina.
Sin ánimo de desmerecer a nadie, debido a la amplitud de las investigaciones, intentaremos hacer una revisión histórica de los últimos cincuenta años a través de la siguiente ordenación temática: 1) Insuficiencia renal aguda. 2) Infecciones urinarias. 3) Hipertensión arterial. 4) Glomerulopatías. 5) Diálisis. 6) Trasplante renal. En capítulo aparte nos referimos a 7) Actividades misceláneas, y 8) Nefrología pediátrica.

1. Insuficiencia renal aguda.-
En 1945, L. Tisné hace las primeras publicaciones sobre insuficiencia renal aguda en la septicotoxemia a perfringens. Posteriormente se comunican casuísticas sucesivas, entre las que cuentan las de M. Alvo y cols., R. Gazmuri y cols. y Eduardo Katz. De todas estas publicaciones se podrían señalar ciertos hechos de importancia: La gravedad de la enfermedad, la desglobulización aguda por hemólisis, la oligoanuria, el estado de hipercatabolismo, la frecuente positividad de los cultivos de restos de aborto y la escasa positividad de los hemocultivos para el Clostridium welchi. El criterio terapéutico recomendado fue uniforme, destacándose las medidas de equilibrio hídrico y electrolítico, el uso de penicilina y la depuración extrarrenal. No obstante, la experiencia adquirida puso en duda el empleo de la antitoxina perfringens y llamó la atención sobre el peligro que encierran las infecciones durante el periodo de recuperación de la diuresis.
Entre los años 1957 a 1958, D. Brailovsky aplica por primera vez el riñón artificial en Chile. Un año más tarde, M. Alvo y cols. realizan las primeras 35 diálisis con el equipo rotatorio de Kolff-Brigham. A continuación, la mayoría de los centros nefrológicos del país adquieren los aparatos para realizar las diálisis de los pacientes agudos.
En las décadas del cuarenta al setenta, el aborto séptico fue un problema médico y social de gran envergadura. Sin embargo, al disminuir la sepsis postaborto se ha llegado al punto en que hoy es una rareza que el especialista se enfrente a un paciente con este diagnóstico.
Junto a esta patología se comunicaron casuísticas de insuficiencia renal aguda de otras etiologías, como ser la postransfusional, por rabdomiólisis, nefrotoxinas, hipertermia maligna y otras.
De esta experiencia sería conveniente destacar las diversas formas evolutivas de insuficiencia renal aguda; como ser aquellas que se resuelven en pocos días y también las que se prolongan por semanas o meses, llegando a la necrosis cortical bilateral, como lo comunican A. Faivovich y cols. Por aquel entonces es digno de destacar el extraordinario desarrollo de la depuración extrarrenal, cuya mejor expresión la constituye el trabajo de E. Katz, E. Roessier, E. Gehrung y cols.

2.- Infección urinaria.-
Existen numerosos trabajos experimentales y clínicos. En el país destaca la labor del equipo profesional de E. Vivaldi, de la Universidad de Concepción, quien colaboró en Bostón con el doctor Edward Kass, investigador q3ue supo genialmente diferenciar la bacteriuria verdadera de la por contaminación. E. Vivaldi profundiza en lo clínico y epidemiológico; examina la multiplicación microbiana en el tracto urinario y las técnicas que facilitan el recuento de estas bacterias. Una serie de trabajos de estos autores se proyectan para evaluar la flora intestinal, inflamación renal y cambios locales y generales de defensa del riñón que permite la nidación y multiplicación bacteriana en el tracto urinario y en el aumento de la patogenicidad renal de algunas bacterias. En cuanto se refiere a patogenia, Vivaldi y cols. nos facilitan la comprensión de este problema al mostrar la importancia de la vía ascendente en la gestación de pielonefritis; lográndola a través de inoculaciones experimentales con microorganismos en la vejiga de la rata y comprobando una gran prevalencia de éstas en ambos riñones. En cambio, consignan que al ligar un uréter, la bacteriuria persiste en el riñón indemne, mientras que está ausente en el riñón al cual se le seccionó el uréter.
Por otra parte, la obstrucción ureteral unilateral en la rata facilita la inflamación aguda del parénquima renal, cuando el animal fue inyectado con Escherichia coli por la vía endovenosa, lo que nos estaría sugiriendo que la ligadura ureteral altera los mecanismos de defensa y favorece una rápida multiplicación bacteriana. Los estudios de Vivaldi confirman la experiencia de otros autores al mostrar una mayor susceptibilidad de la médula renal frente a las infecciones, lo que se debería en parte al retardo de la respuesta vascular ante la injuria.
Dentro del mismo ámbito sería importante consignar que O. Avendaño y cols, estudiaron la relación de la pielonefritis con la hipertensión arterial.
En 1979, M. Alvo describe el primer caso de pielonefritis enfisematosa en Chile, poniendo énfasis en su mayor incidencia en diabéticos, especialmente mujeres, comúnmente asociada a compromiso vascular y que a menudo requiere de tratamiento quirúrgico.

3.- Hipertensión arterial.-
Norero y colaboradores demuestran la importancia de la relación obesidad-hipertensión arterial en una población de escolares de Santiago de Chile. Los mecanismos fisiológicos de la presión arterial y la fisiopatología de la hipertensión arterial han sido extensamente investigados por H. Croxatto y cols., dentro de las que se cuenta R. Rosas. Los trabajos experimentales y clínicos se efectuaron en el terreno de las sustancias presoras y de algunos mecanismos antihipertensivos, como el sistema calicreína-cininas, el que estaría alterado en la hipertensión arterial. Estas alteraciones podrían explicar algunas modificaciones homeostáticas que acompañan a esta patología. En un enfoque epidemiológico, R. Cruz Coke y C. de la Barrera estudian la presión arterial en autóctonos de la isla de Pascua. Sus resultados apoyan la hipótesis de que si las poblaciones primitivas aisladas permanecen en su nicho ecológico, en vez de ingresar a la civilización occidental, la presión arterial se mantiene en bajos rangos y no sube con la edad; en consecuencia, la hipertensión arterial está ausente.
Las series clínicas publicadas sobre hipertensión arterial secundaria son numerosas, especialmente sobre hiperaldosteronismo, hipertensión renovascular y feocromocitoma. Los grupos de investigadores han sido liderados por H. García, G. Valdés, M. Meifi y P. Martínez.
Fava y colaboradores dan cuenta del tratamiento con angioplastia percutánea en la estenosis de las arterias renales; los resultados fueron estimados satisfactorios, especialmente en la forma fibromuscular.
En cuanto a medidas no farmacológicas, O. Román demuestra que el ejercicio moderado en mujeres hipertensas produjo promedios de descenso de la presión arterial de 21/16 mm de mercurio.
Con anterioridad al año 1950 predominó el tratamiento quirúrgico en la hipertensión arterial. En 1941, Lobo Onell y Díaz Muñoz evaluaron el tratamiento de las lesiones renales unilaterales en los hipertensos. Posteriormente, varios grupos, entre ¡os que se cuentan M. Acuña, R. Armas Cruz, G. Illanes, F. Rojas Villegas y C. Patillo, realizan simpatectomía sola o complementada con suprarrenalectomia en las formas severas y malignas de hipertensión arterial.
El tratamiento médico con una base sólida se insinúa en 1944 con A. del Solar y G. Dussaillant, quienes ensayan el tiocianato de potasio.
A partir de la década del cincuenta se trabaja intensamente con los primeros hipotensores, como hexametonio, reserpina, pentolinium, pargilina e hidroclorotiacida.
En una etapa posterior aparecen los más recientes: bloqueadores de calcio e inhibidores de la enzima convertidora.
Son numerosos los grupos de trabajo que hacen experiencias con drogas hipotensoras, morbilidad y mortalidad en hipertensión arterial. Estos equipos han sido liderados por G. Valdés, E. Roessier, M. Meifi, E. Thompson, W. Passalacqua, H. Zarate y O. Román.

4.- Glomerulopatías.-
También existe una dilatada experiencia. Se inicia con A. Jedlicky, quien en 1940 publica “esquemas de investigación de las nefropatías bilaterales hematógenas”. Posteriormente aparecen tres publicaciones sobre glomerulonefritis aguda que suman más de 600 pacientes observados en tres servicios hospitalarios y que permitieron señalar los focos infecciosos primarios, características clínicas, evolución y tasa de recuperabilidad. Se hizo especial énfasis en plantear el diagnóstico de nefritis aguda en toda insuficiencia cardiaca de instalación brusca. Alessandri y cols. constataron algunos casos excepcionales de glomerulonefritis aguda sin síndrome urinario. Más adelante, S. Mezzano e I. Caorzi, de la Universidad Austral de Valdivia, desarrollan una larga y prolífica línea de investigación sobre las características clínicas de las glomerulopatías y sus mecanismos inmunopatogénicos. Consideran las nefritis mediadas por anticuerpo antimembrana basal, por depósitos de complejos inmunes y por complejos formados in situ. Asimismo, estudian
la vía alterna del complemento, el sistema reticuloendotelial, el papel de los polimorfonucleares, monocitos macrófagos y el sistema coagulación-plaquetas. En otro orden, logran detectar complejos inmunocirculantes en el lupus y diversas glomerulopatías primarias.
En relación a la morfología renal y evolución de algunas glomerulopatías, sobresale la labor desarrollada por el patólogo H. Rosenberg y los clínicos S. Vial, A. Vacarezza, H. Cisterna y A. Valdivieso. Sólo enumeraremos algunos de sus trabajos:
Glomerulopatía extramembranosa; Glomerulosclerosis focal y segmentaria; Nefropatía lúpica; Glomérulo normal de donantes vivos para el trasplante renal y Nefropatía de Berger por depósitos mesangiales de IgA. Considerando a esta última como la glomerulopatía primaria más frecuente, y además la encuentran presentes en 10 donantes vivos sanos para trasplante renal.
El equipo integrado por el patólogo G. Murray y los clínicos M. Plaza de los Reyes, R. Orozco, F. Lazcano, S. Thambo, W. Passalacqua, X. Plaza de los Reyes y R. Kahler ha estudiado el efecto de diversos tratamientos sobre una variada gama de glomerulopatías. En un trabajo aparecen los resultados con el empleo de heparina y dipiridamol. En otra serie con 33 pacientes asocian la prednisona al clorambucil, dipiridamol y aspirina, demostrando buenos resultados en el tratamiento del lupus y síndrome nefrótico idiopático con componente membranoso o mesangial; en cambio, no obtuvieron buena respuesta en el síndrome nefrótico idiopático con glomerulonefritis membranoproliferativa ni en el síndrome nefrítico con proliferación mesangial.

5.- Diálisis.-
En nuestro país, la hemodiálisis es anualmente evaluada por el doctor Hugo Poblete B. Al 31 de agosto de 1991 se cuenta con hemodiálisis crónica en 23 ciudades del país. El número de unidades asciende a 65 para un total de 1.979 pacientes, lo que significa 149 por millón de habitantes. El 37 % se realizan en los hospitales y el 62,8% en centros extrahospitalarios. La distribución porcentual por regiones es de 64 % para Santiago y del 36 % para el resto del país.
La edad de los pacientes en diálisis muestra que un 60,8 % está comprendido entre cuarenta y uno a setenta años. La enfermedad de base que condujo a la insuficiencia renal terminal no fue precisada en el 25,2 %. Se siguieron en orden decreciente la glomerulonefritis crónica, nefropatía diabética, nefrosclerosis hipertensiva, pielonefritis crónica y poliquistosis renal. En el 1,8 % había un lupus eritematoso sistémico.
Las causas de muerte son cardiovasculares, infecciosas y neoplásicas. La rehabilitación laboral evaluada en 1.543 pacientes demostró que un 50 % trabajan a tiempo parcial, 26 % a tiempo completo y un 24 % que no trabajan.
Existen 496 máquinas de hemodiálisis. El 96,6 % de los pacientes se hace tres diálisis por semana y el 3,4 % dos diálisis. En 1.810 pacientes se usan filtros capilares.
La demanda de hemodiálisis está cubierta en el 80 % y es muy probable que llegue a ser total en el curso de los próximos años.
Entre los centros de diálisis del país está el que dirige L. Plubins, que es uno de los primeros que cuenta con osmosis reversa y donde se han hecho interesantes modificaciones a la composición electrolítica de los baños de diálisis.
La diálisis peritoneal crónica intermitente y continua ha sido extensamente desarrollada por R. E. García Ortiz y J. Duelos en Valparaíso, llegando a constituirse en el centro de referencia principal en el país.
a) 1984 fue organizado por Pedro Figueroa, y el de 1987, por Juan Carlos Flores, Emilio Roessier y Arturo Ayala. El IX Congreso de Nefrología de 1991 tuvo como secretarios ejecutivos a José Toro y Hernán Borja.
b) CONACEM es la Corporación Nacional Autónoma de Certificación de Especialidades Médicas, o sea el organismo que efectúa la certificación de especialidades médicas, y que en e¡ caso de nefrología exige haber realizado una práctica en medicina interna de cinco años o una beca en medicina interna de tres años; en ambas situaciones debe hacerse un entrenamiento en un servicio de nefrología calificado durante dos años. Además se exige en la actualidad rendir un examen que dura una semana.
Existen 46 nefrólogos acreditados en CONACEM.
c) Libros. Existen tres libros en la literatura nefrológica nacional.
Metabolismo Hidrosalino, de R. Gazmuri, donde se trata sobre fisiología renal, balance del agua, electrólitos, equilibrio ácido-base, tratamiento de la insuficiencia renal aguda y otros temas afines.
Nefrología e hipertensión arterial, de R. Orozco, el que se analizan los diferentes capítulos de la nefrología, destacándose el de fisiología renal de Miriam Alvo, donde se tratan, entre otros, sus experiencias personales en hipercaliemia, metabolismo del potasio, sus relaciones con las catecolaminas y demás condiciones afines.
El tercer libro, cuya autoría corresponde a S. Vial, bajo el título de Temas en Nefrología, constituye un aporte importante para el aprendizaje de estudiantes y médicos. Entre los temas allí desarrollados se destacan las glomerulopatías y el tratamiento de la hipertensión arterial, este último escrito en base a la dilatada experiencia de Gloria Valdés.

6.- Nefrologia pediátrica.-
El interés en el desarrollo de la especialidad se remonta a la década del sesenta. Los primeros nefrólogos pediatras se formaron con los nefrólogos de adultos y en el extranjero (USA, Francia).
Actualmente existe una rama de nefrología, dependiente de la Sociedad Chilena de Pediatría, que cuenta con 32 miembros, los que se encuentran mayoritariamente en Santiago.
Los centros nefrológicos están relacionados con alguna de las seis Facultades de Medicina existentes en el país.
Allí se forman los nuevos especialistas, con programas y evaluaciones conocidas.
Los centros nefrológicos más equipados corresponden
Relacionados con la Universidad de Chile Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago. Dirigido por el doctor Eugenio Rodríguez. Trabajan cinco nefrólogos. Dos becarios en formación.
Hospital San Juan de Dios, Santiago. Dirigido por el doctor Daniel Mayne. Trabajan cuatro nefrólogos. Uno becario en formación.
Hospital Exequiel González Cortés, Santiago. Dirigido por el doctor Claudio Carranza. Trabajan cuatro nefrólogos.
Relacionado con la Universidad Católica de Chile: Hospital Sótero del Rio, Santiago. Dirigido por la doctora Edda Lagomarsino. Trabajan tres nefrólogos.
Relacionado con la Universidad de Concepción:
hospital Regional de Concepción, Concepción. Dirigido por el doctor Waldo Rodríguez. Trabajan tres nefrólogos.
Relacionado con la Universidad Austral:
Hospital Regional de Valdivia, Valdivia. Trabajan dos nefrólogos. Dirigido por el doctor Fernando Olavarría.La contribución a la investigación en estos centros se ha relacionado con: 1) Diferentes aspectos de la hipertensión arterial en el niño (epidemiología, hipertensión arterial en recién nacidos. Hospital San Juan de Dios). Desarrollo de sistema kalicreína (U. Católica-Calvo Mackenna). 2) Estudio de diferentes factores humorales en glomerulonefritis aguda e insuficiencia renal en recién nacidos (Hospital de Valdivia).
Todos estos aspectos se han publicado en revistas extranjeras (Hypertension, J. Pediatrícs).
El desarrollo de la nefrología pediátrica en Chile ha recibido reconocimiento internacional, siendo nuestro país la sede del X Congreso de la Asociación Internacional de Nefrología Pediátrica en 1995.
Previamente, en 1985, fue la sede del I Congreso de la Asociación Latinoamericana de Nefrología Pediátrica.

martes, 1 de febrero de 2011

HISTORIA DE LA NEFROLOGIA LATINOAMERICANA






ESPAÑA
J. Botella
Miembro honorario de la Sociedad Española de Nefrología
Introducción.-
La Junta Directiva de la Sociedad Española de Nefrología me ha encargado que, escriba una breve historia de la nefrología española.
Antes de responder a esta solicitud me planteé las tres siguientes preguntas:
¿Está justificado escribir la historia de sólo una pequeña parcela de la ciencia española?
¿Es útil escribir esta historia?
¿Soy yo una persona adecuada para escribirla?
Después de pensarlo cuidadosamente contesté, quizás inmodestamente, de forma afirmativa a estas tres preguntas.
Sin duda, la nefrología es sólo una parte de la medicina, y ésta, a su vez, es sólo una parte de la ciencia y de la vida de los españoles, pero, ciertamente, ha salvado la vida a miles de ellos y, en mi opinión, ha contribuido a cambiar el estilo de la medicina. La nefrología ha introducido en nuestra vida el uso de los órganos artificiales y el trasplante de órganos, tanto de vivo como de cadáver.
El hombre, como Jano, vive mirando simultáneamente hacia su pasado y su futuro; lo aprendido en el pasado le sirve, teóricamente, para construir un futuro mejor.
Por tanto, para mejorar la nefrología del futuro es aconsejable conocer cómo hemos llegado a nuestra situación actual, es decir, debemos conocer nuestra historia.
Contestar a la tercera pregunta fue para mi más difícil. La historia, como cualquier ciencia, debe ser objetiva. El experimentador no debe formar parte del experimento, pero en estos momentos cualquier persona que escribiese algo sobre la nefrología española estaría, o habría estado, relacionada, directa o indirectamente con el quehacer nefrológico.
Evidentemente yo he formado parte de la pequeña historia de la nefrología desde sus primeros días, y mi intención es seguir relacionado con ella al menos hasta el año 2003. Pero, por otro lado, creo que mis responsabilidades desde hace más de diez años en la EDTA-European Renal Association me proporcionan una visión relativamente distante y de conjunto de la actividad nefrológica en España. Estas dos circunstancias aseguran, por un lado, mi interés y conocimiento de los hechos y, por otro, cierta objetividad.
No obstante, el lector de esta breve historia debe recordar que los datos, y mi interpretación de los mismos, siempre estarán sometidos a cierto subjetivismo.
Metodología.-

Creo que este ensayo histórico, como cualquier trabajo científico, debe comenzar por describir la metodología del mismo. Creo que este ensayo histórico, como cualquier trabajo científico, debe comenzar por describir la metodología del mismo. Por otro lado, el hombre no está solo, siempre desarrolla su actividad rodeado de su generación (Ortega y Gasset); es decir, de aquellos hombres y mujeres que, habiendo nacido en su mismo tiempo, están sometidos a su misma circunstancia y, por consiguiente, tienen una actitud semejante y se convierten, a su vez, en circunstancia los unos para los otros.
Según Julián Marías, quizás el mejor conocedor del pensamiento orteguiano, cada generación se desarrolla a lo largo de quince años; esto no quiere decir que una generación sólo esté vigente durante quince años, sino que el grupo de personas qué componen una generación cubren un espacio de quince años, aunque, naturalmente, siempre coinciden, simultáneamente en el tiempo, varias generaciones.
Siguiendo la metodología descrita, voy a dividir mi estudio en períodos generacionales, y dentro de cada uno de ellos analizaré los siguientes aspectos: circunstancia social y técnica, la generación en sí misma y los acontecimientos acaecidos durante ese tiempo.
Generaciones.-
El primer dato subjetivo de este estudio es la identificación de las distintas generaciones. En mi opinión, el binomio generación/circunstancia me permite definir tres momentos cronológicos diferentes:
1955-1969. Nacimiento. 1970-1984. Expansión.1985 - 2000. Futuro.
Generación 1955-1969. Nacimiento.-

Alguien se preguntará por qué comienzo la historia de la nefrología en 1955; nuevamente es una decisión subjetiva, pero para mi muy evidente: ese año se inauguró la Fundación Jiménez Díaz, y esa institución y el espíritu de su creador (el Prof. D. Carlos Jiménez Díaz) ha marcado el comienzo de las especialidades médicas modernas en España.
En la década de los cincuenta, la Universidad española todavía sufría el efecto devastador de la guerra civil española; casi no había maestros, no había escuelas. Los médicos se graduaban y podían ejercer como tales sin haber visto nunca -repito, nunca- un enfermo, sin saber tomar la tensión arterial y mucho menos auscultar un soplo cardiaco o palpar un abdomen.

Los hospitales eran lugares de caridad, donde los pacientes iban a morir; los profesores y los pocos alumnos que habíamos tenido el privilegio de ser aceptados en sus cátedras los utilizábamos para aprender la nosología y la escasa terapéutica de aquellos años, limitada casi exclusivamente a la cirugía general y los antibióticos.

La Seguridad Social no existía; sí funcionaba el llamado Seguro Obligatorio de Enfermedad (SOE), que proporcionaba a los productores (trabajadores de bajo salario) médico de cabecera, pediatría, obstetricia y cirugía general; los pacientes sólo podían ingresar en un centro sanitario si su enfermedad requería tratamiento quirúrgico. Este ingreso tenia lugar en las residencias del SOE o en clínicas concertadas, en las cuales era tratado por un equipo, no jerarquizado, compuesto por un cirujano, su ayudante y un anestesista.
Los recién licenciados que querían formarse adecuadamente no tenían ninguna ayuda económica; por las mañanas (de once a una) trabajaban con carácter voluntario en los hospitales; por las tardes intentaban subsistir haciendo guardias, etc. Los profesores y jefes clínicos de los servicios hospitalarios también estaban forzados a un horario semejante: de once a trece en el hospital; el resto del tiempo estaban obligados a trabajar fuera del hospital para mantener la economía doméstica.

Naturalmente, a pesar de este ambiente y estas condiciones socioeconómicas, siempre hubo catedráticos (Marañón, Jiménez Díaz, Soriano, Pons) que mantenían la ilusión de una buena medicina, de progreso y, como todos los auténticos maestros, eran capaces de transmitirla. Desgraciadamente, ya en la década de los cincuenta para hacer buena medicina era imprescindible usar una tecnología que no existía en España y que la buena voluntad de estos profesores no era capaz de proporcionar.
Así pues, la única solución para aquellos recién graduados en los cuales había crecido el entusiasmo de sus maestros era, precisamente, abandonarlos, emigrar. En esa época, decenas de grandes cerebros abandonaron España, quizás los mejores.
Aquellos que emigraban o se asomaban fuera de nuestras cerradas fronteras vieron que la medicina era otra cosa, que los pacientes ingresaban en el hospital para ser tratados, no para morir rodeados de caridad; que los licenciados podían formarse en los sistemas de internado (Francia, USA) y que los médicos podían dedicarse plenamente al hospital, a la enseñanza o a la investigación.
Los párrafos anteriores describen la situación socioeconómica de la medicina en España en el momento que yo sitúo la gestación y nacimiento de la nefrología. Pero ¿cuál era la situación científico-técnica de la medicina?.

Todavía no existía la palabra nefrología, pero había una explosión de nuevos conocimientos en el área del riñón; el mundo se había llenado de nefrófilos. La fisiología renal progresaba gracias a las técnicas de stop-flow; el conocimiento de las enfermedades se clarificaba mediante los estudios in vivo proporcionados por la biopsia renal (1951); la anatomía patológica se enriquecía con el estudio de las glomerulonefritis por R. Habib; el riñon artificial (W. Kolff) ya salvaba las vidas a los pacientes con fracaso renal agudo; un americano (B. H. Scribner) publicaba por primera vez (1959) el tratamiento mediante hemodiálisis de los pacientes con fracaso renal crónico; en París (j. Hamburger) y en Bostón (). P. Merril) se realizaban los primeros trasplantes renales con donante vivo consanguíneo. En 1960 apareció por primera vez de forma oficial la palabra nefrología y se creó la Sociedad Internacional de Nefrología y en 1963 la Asociación Europea de Diálisis y Trasplante (EDTA). Algo más tarde se descubría la primera droga inmunosupresora útil en el trasplante renal (Azathioprine, 1961) y poco después se iniciaban los trasplantes de cadáver.

Vemos, pues, que la generación del 55-69 se encontraba en una situación esquizoide: por un lado, unos hospitales de charanga y pandereta; por otro, una medicina internacional que alcanzaba logros nunca soñados hasta ahora (órganos artificiales y trasplantes); afortunadamente, esta generación supo escoger bien y, sin emigrar, fue capaz de salir, aprender y volver. El movimiento se inició en dos ciudades: Barcelona y Madrid. En Barcelona, en el Hospital Clínico y en el de la Santa Cruz y San Pablo, y en Madrid, en la Fundación Jiménez Díaz.
En el Hospital Clínico de Barcelona, L. Revert, L. Piera y A. Olmos crean la primera Unidad de Regulación Humoral y Diálisis. En Santa Cruz y San Pablo, de forma independiente, E. Rotellar realiza la primera hemodiálisis de España (1957) y G. del Río (Cátedra de Urología, profesor A. Puigvert) estudia extensa y profundamente las glomerulonefritis. A. Caraips, en la Cátedra de Urología (Prof. Gil Vernet), realiza el primer trasplante renal (1965).
En la Fundación Jiménez Díaz, L. Hernando, L. Sánchez Sicilia y J. Botella viajan respectivamente a Bostón, Cleveland y París y en 1962 crean el primer Servicio de Nefrología del Estado español, en el cual no sólo se hacía regulación humoral y diálisis, sino también nefrología en su totalidad.

En 1964 se produce un hecho trascendental para la medicina española. El Seguro Obligatorio de Enfermedad decide convertirse en Seguridad Social (S.S.) y acepta como modelo hospitalario el de los Estados Unidos, del cual la Fundación Jiménez Díaz era un ejemplo en España. Por ello decide algo tan lógico como ingresar en los hospitales a todos los pacientes que necesitasen asistencia hospitalaria, independientemente de la patología, médica o quirúrgica, que sufrieran. Los médicos estarían integrados en servicios jerarquizados y, a su vez, los servicios estarían coordinados todos entre sí; los médicos del hospital no provendrían de las Escalas del Seguro, sino que estarían contratados, y sus contratos serían renovables cada cuatro años. Además se creaba el sistema de internos y residentes (MIR) de la Seguridad Social.

El primer hospital fue el de Puerta de Hierro (Madrid), y su Servicio de Nefrología el primero de la Seguridad Social (J- Botella, 1964). Como el sistema funcionó de forma adecuada, la S.S. se expande y nace la actual red hospitalaria del país.
Como consecuencia de ello, y dentro de esta generación, se crean uno tras otro los siguientes servicios: Regulación Humoral y Diálisis de Vall d'Hebrón (Barcelona, L. Fiera), Nefrología de la Paz (Madrid, L. Sánchez Sicilia), virgen del Rocío (Sevilla, J. Mateos) y La Fe (Valencia, J. M. Cruz). No en la S.S., sino en el Hospital de la Diputación Provincial de Madrid y en la Cátedra de Urología (Prof. Peña, Madrid), se crean el Servicio de Nefrología (F. Valderrábano) y el Servicio de Regulación Humoral y Diálisis (M. T. D'0cón). Merece una mención especial la creación en Vall d'Hebrón (Barcelona) del primer Servicio de Nefrología Pediátrica (L. Callis), ya que esto significa el nacimiento en España de esta especialidad pediátrica.

Esta generación sintió pronto la necesidad de reunirse, de intercambiar conocimientos, dudas. Con este fin, el 27 de octubre de 1964, previo permiso de la autoridad gubernativa correspondiente, se reúnen por primera vez en el Hospital Clínico de Madrid los organizadores y simpatizantes de la asociación denominada Sociedad Española de Nefrología. La reunión estaba auspiciada por los Profesores Jiménez Díaz, Gilsanz y Ortiz de Landázuri, y su finalidad era constituir dicha asociación (SEN) y nombrar una junta Directiva provisional de la misma; con este último propósito se nombró presidente al profesor de Patología Médica de Madrid V. Gilsanz y secretario a L. Hernando.
A esta reunión asistieron “nefrófilos” de distintas áreas: patología médica, urología, anatomía patológica, pediatría, anestesia, etc. En total asistimos 49 personas, pero realmente nefrólogos sólo fuimos 22.
La primera reunión científica de la SEN se celebró en Madrid el 16 de junio de 1965 y versó sobre el síndrome nefrótico.
La primera Junta Directiva elegida democráticamente, mediante votación secreta, tuvo como presidente a L. Hernando y como secretario a J. Botella (11-10-68).
Los objetivos principales de esta Junta fueron tres: 1) mantener y mejorar el nivel científico de los nefrólogos; 2) definir con claridad qué era la nefrología, y 3) lograr una buena asistencia al enfermo médico renal. Lo primero era fácil de conseguir; bastaba facilitar el intercambio de conocimientos mediante las reuniones (congresos) de la SEN y estimular y facilitar la asistencia a los internacionales.
El segundo punto era más difícil. Como se ha visto, al acto constitucional de la SEN asistieron 49 personas, pero sólo 22 éramos nefrólogos. El resto provenían de las áreas que nos ayudaron a nacer, pero que, al mismo tiempo, se convertían en una dificultad para nuestra progresión. Para comprender esta situación basta ver que los Servicios de Nefrología del Vall d'Hebrón o del Clínico de Madrid se llamaban de Regulación Humoral. O como el primer trasplante, realizado gracias al tesón de A. Caraips, se hacía en una Cátedra de Urología.

¿Éramos parte de la Urología, de la Medicina Interna, de la Anestesia o de la Regulación Humoral? Hubo quienes quisieron que fuésemos parte de la Hemoterapia o del Departamento de Análisis. Por esta razón, en 1969 se presentó al Ministerio de educación y Ciencia un documento para El reconocimiento oficial cíe la Nefrología como especialidad médica independiente.
En dicho documento se define a la nefrología como la especialidad médica que comprende todos los problemas diagnósticos y terapéuticos de las enfermedades «médicas» renales, y más tarde dice: conviene insistir en que la nefrología es una especialidad procedente de medicina interna y conviene deslindar la independencia mutua de la Nefrología y la Urología.
Al ser aprobado este documento por la Asamblea General de la SEN quedaron zanjadas todas las discusiones y claramente definido qué era la nefrología y cuál debía ser la formación y el trabajo de un nefrólogo.
El tercer objetivo, la adecuada asistencia al enfermo nefrológico, no nos pareció al principio problemático, hasta que Cimino y Brescia describieron la fístula interna y los programas de hemodiálisis crónica fueron una realidad, y con ellos se inició el drama socioeconómico de nuestra especialidad.

Antes de concluir con el estudio de esta generación 55-69 quisiera hacer dos comentarios.
El primero, sobre la validez de la teoría de las generaciones en nefrología. Creo que una prueba a su favor es que, simultáneamente a la generación española, descrita en los párrafos anteriores, se desarrollaba la misma generación en toda Europa; bastará citar unos pocos ejemplos conocidos de todos los nefrólogos: V. Cambi, de Italia, pero perfeccionándose en Salt Lake City; J. S. Cameron, de U.K., pero en Bostón; H. Klinkmann, de Alemania, en Salt Lake City; C. Mion, Francia, en Seattie; S. Ringoir, Bélgica, en París; I. Taraba, Hungría, en Belfast; Yatzidis, Grecia, en París; C. van Ypersele, Bélgica, en París; P. Zucchelli, Italia, en Lyon.
Mi segundo comentario vuelve a ser algo subjetivo y consiste en hacer pública la deuda de gratitud que la nefrología española tiene con Francia y con la nefrología francesa. Gracias a las becas proporcionadas por la Embajada de Francia en España y a la acogida de los servicios de nefrología de los hospitales franceses, especialmente Necker-Enfant Malades (J. Hamburger y R. Habib), Edouard Herriot (J. Traeger), Pitié-Salpétrière (M. Legrain) y Saint Louis (J. Dausset), muchos nefrólogos españoles nos hemos podido formar o perfeccionar en nuestra especialidad. Por ejemplo, el año 1960 estábamos en la Ciudad Universitaria de París, becados por el Gobierno francés: J. Botella, L. Callis, A. Caralps y J.Rodríguez Soriano; cuatro años más tarde, uno creaba el primer Servicio de Nefrología de la S.S., otro la nefrología pediátrica, el tercero hacia el primer trasplante renal de España y el cuarto describía la acidosis tubular proximal.
Si estos ejemplos no bastan puedo intentar citar de memoria algunos de los becarios franceses que hoy día desempeñan puestos importantes en la nefrología española: J. Alsina (Bellvitge), j. Botella (Madrid), L. Callis (Barcelona), A. Caralps (Badalona), J. Egido (Madrid), J. L. Gallego (Segovia), A. Gonzalo Fonrodona (Madrid), V. Gutiérrez Millet (Madrid), R. Lauzurica (Badalona), E. López de Novales (Málaga), j. M. Mauri (Gerona), B. Ramos Frendo (Málaga), J. Rodríguez Soriano (Bilbao), J. A. Traver (Madrid) y bastantes más de los cuales o no estoy seguro o no conozco.
Generación 1970-1984. Expansión.-

El panorama social y médico ha cambiado totalmente entre esta generación y la precedente.
En España se ha producido la expansión económica secundaria al turismo; seguimos siendo un país pobre, pero se terminó la miseria. Durante los primeros años de esta generación se vive la dictadura y la lucha contra el régimen de Franco, tanto en la Universidad como en los hospitales. Más tarde, el período feliz, pero difícil, de la transición, y, finalmente, la libertad y la democracia.

A nivel internacional persiste el enfrentamiento de los dos bloques (Este/Oeste) que divide a la medicina en dos modelos distintos: el modelo URSS/Cuba y el modelo Francia/RFA. El mundo hospitalario español también ha cambiado radicalmente; la red hospitalaria de la Seguridad Social se ha extendido por todo el país; la calidad asistencial es muy aceptable; la S.S. hace acuerdos con el Ministerio de Educación y sus hospitales se afilian a las Facultades de Medicina o se constituyen ellos mismos en Facultad. Los médicos recién graduados ya no tienen que emigrar; no sólo se pueden formar bien en los núcleos de siempre (Barcelona, Madrid, Sevilla, etc.), sino que hay nuevos centros: Santander, Córdoba, etc. Además, el sistema de residencia les da un apoyo económico suficiente para poderse dedicar sólo al hospital. Igualmente, la red hospitalaria de la S.S., siempre en expansión, garantiza casi con seguridad un trabajo no sólo digno, sino también gratificante.

Los conocimientos y la técnica médica también han evolucionado rápidamente. La descripción de las fístulas internas, los trabajos de Mion sustituyendo el bicarbonato por acetato (lo cual permitió la automatización de los monitores de diálisis) y el uso de los dializadores desechables hacen que el tratamiento del paciente urémico crónico deje de ser un arte, o al menos un trabajo de artesanos, para convertirse en una industria.
Aparecen nuevas modalidades de tratamiento dialítico: hemodiálisis domiciliaria, hemofiltración, hemodiafiltración, diálisis peritoneal continua ambulatoria.
En el trasplante renal también se consiguen grandes avances. Los líquidos de perfusión de composición intracelular permiten el intercambio de riñones, una mejor histocompatibilidad y mejores resultados. La aparición de nuevas drogas inmunosupresoras, la ciclosporina entre ellas, también mejora los resultados, que superan a los conseguidos con las diálisis.
En la nefrología clínica o básica, los avances son menos espectaculares y su mayoría se deben a la inmunología, tanto en la comprensión de la etiopatogenia de las nefropatías como en la inmunopatología.
Los conocimientos y el tratamiento de la hipertensión arterial también progresan en gran manera.
Esta nueva situación social y médica condiciona una nueva generación de nefrólogos, la de 1970 a 1984, la generación que podría llamarse de la expansión.
Es imposible enumerar a esta generación; los miembros de la SEN pasan de 144 a 743, es decir, aproximadamente se multiplican por cinco.
España entera se llena de Servicios de Nefrología: Barcelona (J. Alsina), Bilbao (J. M. Chacón), La Coruña (J. Oliver), Madrid (J. Ortuño -Ramón y Cajal-), J. L Rodicio -12 de Octubre-), Málaga (J. L. Martínez), Murcia (M. Rodríguez Girones), Oviedo (J. Alvarez Grande), Santander (C. Llamazares), Toledo (J. Conde) y un larguísimo etcétera. Según los anuarios de la EDTA, en esta generación, es decir, de 1970 a 1984, el número de centros de diálisis en España pasó de 14 a 198.

Durante estos quince años se celebraron de forma ininterrumpida los Congresos de la SEN; es de resaltar que el año 1973, en el Congreso de Santander (todavía en la dictadura), se produjo un cambio cualitativo. Por primera vez hay actos sociales y se invita a ellos a las autoridades políticas.
En estos años también se renuevan regularmente las Juntas Directivas de la SEN y los sucesivos presidentes elegidos fueron: L Revert, J. L Rodicio, L. Sánchez Sicilia y J. Alvarez Grande; con ellos actuaron de secretarios: L. Sánchez Sicilia, F. Valderrábano, P. Barceló y J. M. Alcázar de la Ossa.

A pesar del cambio tan favorable del entorno social y médico, los nefrólogos españoles nos enfrentamos los primeros años de esta generación con serios problemas. El más grave, sin duda, y el que primero analizaré, fue la desproporción entre las necesidades de la población a tratar y los medios a nuestro alcance. España, como absolutamente todos los países del mundo, desde los más capitalistas a los más socializados, era incapaz de tratar a todos los pacientes con fracaso renal crónico. Como consecuencia de esta situación, los nefrólogos veíamos morir, teníamos que dejar morir, a cientos de personas. Una vez cubiertos todos los puestos de la unidad de diálisis, el resto de los pacientes morían; no importaba su edad o su situación personal.
Esta realidad angustiosa y frustrante marcó a esta generación y a la SEN. Tan precozmente como el año 1970, la SEN es consciente de este problema y la Asamblea General encarga a su secretario (J. Botella) una reunión extraordinaria en el Hospital Puerta de Hierro para analizar El problema de la diálisis a nivel nacional.
La reunión se celebró en diciembre de 1970; después tuvo lugar una segunda en Barcelona. El resultado de estas reuniones fue, en primer lugar, conocer por primera vez la incidencia de la uremia crónica y las necesidades de unidades de diálisis en España, y, en segundo lugar, la redacción de un documento que sirviese de base y guía para un Plan Nacional de Lucha contra las Enfermedades Renales.

No obstante, el tiempo pasaba, la situación no se resolvía y el clima de tensión alcanzó su máximo grado en la Asamblea General de 1977 (San Sebastián), donde, por un lado, se convocó una reunión paralela con el título de Economía y Diálisis y, por otro lado, la Asamblea aprobó unos nuevos Estatutos de la SEN.
En este clima de tensión, el Libro de Actas de la SEN recoge frases como éstas:
“En el fondo se plantea si los fines de la SEN deben ser exclusivamente científicos, o la Sociedad debe velar por los enfermos, o solamente debe proteger a los privilegios de los nefrólogos”.Debe existir un plan de salud donde los médicos sean exclusivamente asalariados”. “En la comisión que estudie la calidad y costos de la diálisis se deben incluir a las centrales sindicales”.

En el Libro de Actas no queda reflejado, pero también nos explicaron, con asombro por parte de los nefrólogos de Pamplona, que Navarra ya no se llamaba Navarra, sino Nafarroa, y que pertenecía a Euskadi.
De esta situación salieron dos cosas: un Plan Nacional de Nefrología, que se entregó en el Ministerio de Sanidad, y unos nuevos Estatutos de la SEN.
Quizá el Ministerio no hizo nunca caso, de manera oficial, al Plan de la SEN, pero de hecho la mayoría de sus objetivos se han logrado. En cuanto a los nuevos Estatutos, entre otras cosas trajeron dos hechos. Por un lado, los expertos que debían seleccionar los trabajos científicos enviados al Congreso, que por tanto eran responsables del programa científico del mismo, eran elegidos por votación en la Asamblea. Esto daba lugar a que no siempre las personas elegidas fuesen expertas en los temas que debían juzgar o, como ocurrió en la Asamblea de Tenerife, donde cuatro expertos fueron elegidos por haber recibido respectivamente cada uno de ellos la abrumadora cantidad de 11, 10, 9 y 9 votos. Afortunadamente, este sistema se abandonó y en la actualidad la selección de los trabajos se hace exclusivamente en base a sus méritos científicos.
La otra consecuencia del cambio de los Estatutos deriva de los artículos 17 y 18, que dicen: “Los puestos de la Junta Directiva se renovarán cada tres años... cuando esté incluido en una candidatura independiente”. Es decir, estos artículos, en teoría, dejan libre la posibilidad de dos tipos de candidatura: la «lista cerrada» y los independientes; pero, de hecho, al renovarse simultáneamente todos los puestos de la Junta Directiva, la única posibilidad de salir elegido es estar integrado en una lista. El tiempo ha demostrado esto: desde que se aprobaron los nuevos Estatutos sólo ha habido “listas cerradas”. Esto es algo que puede ser juzgado de distintas maneras, pero, sin duda, es una situación única en las sociedades científicas del mundo occidental.

Esta generación fue protagonista de otros muchos acontecimientos importantes. Continuando con la vida de la SEN, se consiguió, por fin, después de seis años de lucha, que el 18 de febrero de 1977 se aprobase la Nefrología como especialidad independiente.
En 1981, la SEN inicia la publicación de su propia revista nefrología y nombra director y redactor jefe de la misma a L. Hernando. Siguiendo el modelo, o incluso anticipándose a él, de la España de las autonomías, se constituyeron Sociedades Nefrológicas en Aragón, Asturias-León-Castilla, Canarias, Cataluña, Galicia, Norte (Navarra, País Vasco, Santander), Sur (Andalucía, Extremadura) y Valencia. Todas estas sociedades han impulsado el desarrollo científico y asistencial en sus áreas geográficas, contribuyendo a mejorar la calidad del tratamiento recibido por los pacientes en todo el Estado español.
También durante estos años se consiguió la aprobación de la Ley de Trasplante de Órganos, en la cual se legalizaba una práctica hasta entonces ilegal, pero que todos los trasplantadores realizábamos: Aceptar el concepto de muerte cerebral y, por consiguiente, la extracción de los riñones con el corazón latiendo. Otro principio importante legalizado en esta Ley fue que todos los españoles somos donantes de órganos si no hemos expresado nuestra opinión en contra de ello.

En 1970 y en 1982 se celebraron en Barcelona (E. Rotellar) y en Madrid (J. Botella) los Congresos de la Asociación Europea de Diálisis y Trasplante (EDTA).
En estos quince años se produjeron otros hechos, pero la gran conquista de este período fue asegurar a todos los españoles con fracaso renal crónico un tratamiento dialítico adecuado.

Al terminar el análisis de esta generación creo que debo resaltar una realidad y quizá hacer una interpretación subjetiva sobre la misma: la relación entre política y nefrología. Si hacemos un análisis objetivo de la realidad objetiva, veremos que están, o han estado en política, bien política sanitaria, bien política con mayúsculas, un número elevado de nefrólogos; sin pretender nombrarlos a todos, puedo citar de memoria las siguientes personas: F. Álvarez Ude. F. Carrera Carbó, F. Cervino, J. Conde, R. García Damborenea, M. A. Gentil Govantes, L. Hernando, C. Llamazares, J. Luño, J. L. Martínez, R. Matesanz, F. Ortega, J. Ortuño, T. Ortuño, R. Selgas, J. L. Temes.
Sin juzgar si para el normal desarrollo científico de la especialidad ha sido buena una densidad tan grande de actividad política, me gustarla avanzar alguna explicación a este hecho. Creo que han sido varias las razones de este binomio nefrología/política, algunas de las cuales intento exponer a continuación:
La expansión de la nefrología se produce poco después del mayo del 68, cuando los jóvenes esperaban (o, si me lo permiten, esperábamos) poder cambiar el mundo.
En sus años de estudiantes, en la Facultad, esa generación habla vivido intensamente la lucha universitaria contra el franquismo.
Esa generación conocía los mecanismos para organizarse en la clandestinidad, y el sistema de residentes, junto con las huelgas de los hospitales (H. Francisco Franco, Madrid, 1971), les dio la ocasión para desarrollar su potencial ideológico.
La nefrología era una especialidad joven, sin estructuras establecidas y, por tanto, posible de amoldar a sus ideas.
La nefrología concentraba en unas pocas manos y en unos pocos servicios una gran capacidad conflictiva: La muerte del urémico por falta de tratamiento.
Todo esto hizo que algunos nefrólogos descubrieran la política dentro de la especialidad, pero que algunos otros se hicieran nefrólogos después de ser políticos, precisamente por ser políticos, ya que la diálisis era un arma que ni los Estados Unidos de América habían sido capaces de desactivar.
Generación 1985-2000. El futuro.-
Es difícil analizar una generación de la cual, hasta este momento (verano de 1992), sólo ha transcurrido menos de la mitad del tiempo que le concedemos; por esa razón a esta generación se le puede llamar el futuro.
A pesar de esta evidente dificultad de estudio, voy a intentar un análisis y una metodología semejante a la utilizada para la descripción de los dos periodos previos.
En este periodo España se ha incorporado a Europa de manera definitiva, y Europa, si consideramos la totalidad de Europa, no sólo el Mercado Común, está en crisis. El Muro de Berlín ha sido derribado, el PCUS se ha disuelto e incluso la URSS se ha desintegrado.
España no es ajena a esta problemática y la Sanidad española también está en crisis o, al menos, en reestructuración.
La nefrología es una especialidad hospitalaria y, fundamentalmente, de hospitales de la Sanidad Pública, Los Servicios de Nefrología también están en crisis, y quizá en una crisis mayor que los servicios de otras especialidades.
Hemos visto que la gran expansión de la nefrología ocurrió en la generación anterior; durante esos quince años se crearon la mayoría de los servicios y se completaron sus plantillas. En gran parte de los hospitales las plantillas están, en cierto modo, hipertrofiadas para poder hacer frente a las guardias. Por otro lado, la pérdida del poder adquisitivo de los médicos de hospitales hace que la economía individual dependa en exceso de estas guardias.
Este conjunto de médicos, relativamente jóvenes, de una edad semejante, que no ven en un futuro próximo posibilidades de progresar, está creando una generación desilusionada, que ha pasado de las grandes expectativas de mayo del 68 a la guardia cotidiana y rutinaria.
Además, en la mayoría de los servicios la patología a estudiar y tratar ha cambiado. El 75 % de nuestro tiempo lo tenemos que dedicar al urémico crónico, más concretamente al paciente en diálisis; casi han desaparecido los bellos casos de síndrome nefrósico o de enfermedades sistémicas. La nefrología clínica nos ocupa menos del 25 % de nuestro tiempo
Los fracasos renales agudos están pasando a manos de los intensivistas y recuperadores y, si no estamos muy atentos, los trasplantes renales pasarán a manos de los “trasplantólogos”.
Estos son los Servicios de Nefrología que se encuentra la generación del futuro; pero durante estos últimos quince años, ¿cuál ha sido la evolución de la realidad médica? Por una parte, ha cambiado el tipo de paciente que tratamos, la edad media de nuestros enfermos está constantemente aumentando y Nefrología, como cualquier otro servicio del hospital, se está convirtiendo en geriatría.
Los trasplantes renales, afortunadamente cada día más numerosos, están vaciando las unidades de diálisis de pacientes sin patología asociada y, por el contrario, nos están dejando la secuela de los trasplantados que han rechazado el riñón.
Otro paciente cada día más frecuente es el “urémico” por padecer una nefropatía diabética, asociada, naturalmente, a una vasculopatía generalizada: ojos, cerebro, miocardio, extremidades, etc.
Por otro lado, y seguramente como consecuencia de esta patología de alto riesgo, están surgiendo nuevos recursos terapéuticos. La ingeniería genética y la biología molecular nos han traído la eritropoyetina humana recombinante. Las nuevas vitaminas D nos permitirán controlar la osteodistrofia renal y los avances en endocrinología harán posible el tratamiento de la disfunción gonadal urémica y los trastornos sexuales.
La tecnología de la diálisis, las nuevas membranas, la incorporación de los ordenadores en los monitores de diálisis y la miniaturización permitirán la aparición de técnicas de “biofeedback” y, como consecuencia de todo esto, una depuración sanguínea más fisiológica y eficaz.
Las nuevas drogas inmunosupresoras mejorarán los resultados de los trasplantes renales.
¿Quiénes son los protagonistas de esta generación? Naturalmente, todavía no los podemos identificar bien; los vemos presentar trabajos en los congresos nacionales e internacionales, pero todavía no los conocemos; quizá empezamos a recordar sus nombres: Ricardo, Alejandro, Carmen, Julio, Fernando...
A pesar de este panorama complejo y difícil, esta etapa de la nefrología ya ha producido resultados muy interesantes. Lo más digno de resaltar es el despegue de los trasplantes renales. En estos momentos, España se sitúa entre los tres o cuatro países europeos que realizan más trasplantes con riñón de cadáver.
La SEN, con su nueva Junta Directiva (presidente, F. Valderrábano y secretario, D. Sanz Guajardo), ha batido todos los récords de asistencia a los Congresos Nacionales y de comunicaciones presentadas en los mismos.
Igualmente, la revista Nefrología ha iniciado un nuevo rumbo con un nuevo director, R. Matesanz.
La nefrología se ha asentado definitivamente en la Universidad y ya hay cuatro cátedras de nuestra especialidad: Barcelona (L. Revert), Córdoba (P. Aljama), Salamanca (J. M. Tabernero) y Valladolid (J. Bustamante).
Igualmente, la nefrología española ha sido aceptada por derecho propio en los ámbitos internacionales. En España se ha celebrado otro Congreso de la EDTA-ERA (J.Botella) y se van a celebrar los Congresos Internacionales de Hipertensión (J. L. Rodicio) y de Nefrología (L. Hernando). Los españoles forman parte de los comités de redacción de las revistas internacionales Artificial Organs, Kidney International, journal of Nephrology, Nephrology Dialysis Transplantatíon, etc. Igualmente, los españoles forman parte de los Consejos Directivos de estas sociedades internacionales 0. Botella, L. Hernando, J. L. Rodicio, F. Valderrábano) y un español es el presidente de la Asociación Renal Europea-EDTA (J. Botella).
Una vez más, una generación, la del futuro, se encuentra en una situación difícil y ambivalente: los resultados objetivos conseguidos en estos primeros seis años de su vida generacional son magníficos, pero la situación real en la cual viven es muy preocupante.
Pero las dos generaciones que les hemos precedido esperamos que, como suele ocurrir, los grandes hombres y mujeres y las grandes soluciones se generen en las épocas difíciles. Como dice Ortega y Gasset, el ave no puede protestar de la resistencia que el aire ofrece a sus alas; vuela gracias a ella.

Epílogo.-
Tal como se planteó al comienzo de este ensayo, uno de los objetivos del estudio de la historia es intentar encontrar las claves del futuro; en este sentido, ¿en qué nos puede
ayudar el análisis anterior? En mi opinión, las enseñanzas de este trabajo se podrían establecer a tres niveles distintos: uno general, casi filosófico; otro cotidiano y un tercero, de nivel intermedio.
Las conclusiones de orden general son redescubrir algo sabido por todos: para construir algo serio e importante es necesario el esfuerzo conjunto de varias generaciones. Si analizamos cualquier período de los descritos en este trabajo, siempre vemos a tres generaciones trabajando simultáneamente. En estos momentos, la dirección de la nefrología (la SEN) está llevada por la segunda generación; el trabajo cotidiano, la vida de los congresos, lo empieza a llevar la tercera, pero la primera está abriendo la puerta de la nefrología internacional. Aprendamos a convivir todas las generaciones, seamos concurrentes, pero no adversarios.
Las conclusiones de orden intermedio serían, quizá, acabar con algunos tabúes. Entre ellos destacaría los dos siguientes:
El del médico-máquina. Los nefrólogos que se dedican exclusivamente a la depuración sanguínea no son médicos-máquinas, tienen un nivel intelectual y científico tan bueno como el investigador básico.
El de la torre de marfil. El nefrólogo debe dejar de ser un médico exclusivamente de hospital; estamos perdiendo la hipertensión y nos estamos agolpando en los servicios hospitalarios.
Las conclusiones de orden cotidiano serían demasiadas y alargarían excesivamente este epílogo.
No obstante, me permitiría hacer una última reflexión, dirigida fundamentalmente a la generación de/ futuro. El pensamiento más antiguo de la humanidad; y uno de los más profundos está recogido en los Vedas; para ellos la vida se puede representar en la danza cósmica de Shiva; es un círculo, asentado en la ignorancia, donde todo nace, crece y muere, a no ser que Shiva sea capaz de dar el paso en la dirección acertada, la del Conocimiento. Esperemos que esta generación sepa dar el paso adecuado.

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PARAGUAY
S. C. Franco Bobadilla
Sociedad Paraguaya de Nefrología.

Como en muchos países y en Paraguay, los primeros casos de pacientes renales han sido vistos y atendidos en los Servicios de Cirugía y Clínica Médica, denominándolos con el nombre genérico de “nefritis” o nefropatía tubular aguda en las intoxicaciones.
En 1925 es creada la Clínica Urológica para la atención de pacientes que requerían cirugía dentro de la especialidad, siendo sus integrantes urólogos en su mayoría, los cuales fundan la Sociedad Paraguaya de Urología el 19 de abril de 1951.
Entre los años 1959 y 1960 viajan al extranjero los primeros médicos paraguayos, internistas que habían completado su formación en medicina interna, con el objeto de adquirir en escuelas extranjeras la formación necesaria de nefrología. Así, Roberto Cioccioli va a los Estados Unidos de Norteamérica; María Teresa Rivarola de Valiente, a Francia; Enrique Inchausti, a Bélgica, y, más tarde, Rogelio Arnaldo Centurión a Argentina, los cuales, con el conocimiento y el entrenamiento recibido, pueden desenvolverse con soltura en su país de origen; incluso muchos de ellos llegan a desarrollar la docencia universitaria, colaborando en la formación de numerosos médicos. Por otra parte, la brillante formación recibida ha permitido salvar muchas vidas, pero ninguno de estos médicos pudieron ver coronados sus esfuerzos por no contar con un riñón artificial. A comienzos de 1962 vuelve de los Estados Unidos de Norteamérica el doctor Hernán Ortiz Molinas trayendo el primer riñón artificial. Se trataba de un viejo modelo Travenol, que utilizaba Coils, con el que se dializaron los primeros pacientes.
Existen numerosas anécdotas de las primeras diálisis, pero más vale mencionar los numerosos casos de pacientes con insuficiencia renal aguda por mordedura de víbora cascabel, en quienes cambió el curso evolutivo de su enfermedad, pues anteriormente morían en forma inexorable. Por entonces, las diálisis se realizaban en la Cátedra de Semiología, dirigida por el profesor Gustavo González, siendo presenciadas por médicos y estudiantes de medicina; los colaboradores para la realización de las mencionadas sesiones eran cirujanos en la búsqueda de accesos vasculares, entre los que cabe mencionar a los profesores Miguel Ángel Martínez Yaryes y Enzo Di Tore. El doctor Roberto Ciccioli, de vueíta al Paraguay, implanta el sistema de diálisis peritoneal para todos los pacientes agudos de todas las cátedras de enseñanza con muy buenos resultados.
El doctor Hernán Ortiz Molinas emigra a Uruguay, donde se radica al no encontrar el ambiente de trabajo que hubiera deseado, produciéndose un vacío importante al faltar sus conocimiento tanto para sus colegas como para los pacientes.
En el año 1962, la Cátedra de Semiología obtiene un riñón artificial donado por el Catholic Relief Service, que permite realizar las diálisis de los pacientes del Hospital de Clínicas; sin embargo, los demás servicios tienen que continuar con la diálisis peritoneal. Por esta época se inician las primeras biopsias renales, muchas de ellas a cielo abierto con la técnica de Hamburguer, donde sobresalen numerosos urólogos, como el profesor Rafael F. Lebrón, con una técnica depurada.
En 1966, la Sociedad de Urología pasa a denominarse Sociedad de Urología y Nefrología de Paraguay, pasando la mayoría de los nefrólogos a formar parte de ella, tras la presentación de sus trabajos correspondientes y la aprobación de los mismos.
En junio de 1966 se crea el Departamento de Nefrología de la Tercera Cátedra del Hospital de Clínicas, bajo la dirección y orientación del doctor Roberto Ciccioli, que posteriormente se convertirá en centro formador de numerosos nefrólogos y colaborador en la formación integral del estudiante de medicina.
En 1968 regresa el doctor Rogelio Arnaldo Centurión Silva del Instituto de Investigaciones Médicas de Buenos Aires, trayendo consigo un riñón artificial modelo Kiil, plancha tipo Multípoint, favoreciendo a un numeroso grupo de pacientes de la Primera Cátedra del Hospital de Infecciosos del Instituto de Previsión Social y del Policlínico Policial, utilizando por primera vez las cánulas de Scribner, con gran aceptación y de forma rutinaria.
En 1970 es fundada la Sociedad Latinoamericana de Nefrología en la ciudad de Córdoba (Argentina), siendo su primer presidente el profesor Víctor Miatello, de Argentina, quien posteriormente fue consejero vitalicio hasta su muerte; Paraguay es representado por el doctor Roberto Ciciolli, quien firma el acta de fundación de la Sociedad.
En octubre de 1970 es creado el Servicio de Nefrología del Instituto de Previsión Social, tratando fundamentalmente a agudos con diálisis peritoneal, bajo la orientación de los doctores Rogelio Arnaldo Centurión y Pedro Barudi, al carecer por entonces de un riñón artificial. Al mismo tiempo, el doctor Centurión, bajo cuya supervisión fue creada esta unidad, acude al Hospital de Enfermedades Infecciosas -Primera Cátedra del Hospital de Clínicas, cuyo servicio está a cargo de uno de los maestros de medicina interna paraguaya, el profesor Carlos María Ramírez Boettner-, realizando diálisis peritoneal a un número grande de pacientes, totalizando más de 1.000 casos de diálisis peritoneal en agudos, llegando a ocupar uno de los primeros lugares en Sudamérica por su casuística. Incluso presenta en el año 1974, en el II Congreso Latinoamericano de Nefrología, conclusiones muy importantes para la época. A este Congreso, el doctor Centurión lleva dos trabajos muy importantes: el primero sobre síndrome hepatorrenal -presentación clínica, fisiopatología y presentación de casos- y el segundo sobre ofidismo y riñón, que posteriormente se convertiría en su trabajo de tesis en el año 1982, presentado y aprobado en la Facultad de Ciencias Médicas, con lo que opta al título de profesor asistente de la mencionada Facultad. A su vuelta de Buenos Aires, el doctor Rogelio A. Centurión trae consigo un riñón artificial tipo Kiil de placas paralelas, según ilustra la fig. 1. Con esta máquina comienza a realizar nemodiálisis en centros privados, como el Sanatorio Portman, con muy buenos resultados, favoreciendo a numerosos pacientes del Hospital de Clínicas, del Hospital de Infecciosos, del Instituto de Previsión Social, de la Sanidad Policial y otros,
En 1971 es fundada en Asunción la Sociedad Paraguaya de Nefrología, siendo su primer presidente el doctor Roberto Ciccioli; secretario general, el doctor Rogelio Arnaldo Centurión, y miembros, la doctora María Teresa Rivarola de Valiente y los doctores Juan Carlos Franco y Enrique Inchausti.
En 1972 se ratifica la fundación de la Sociedad Latinoamericana de Nefrología en la Ciudad de México D.F., representando una vez más a Paraguay el doctor Roberto Ciccioli.
En junio del mismo año es inaugurado el Departamento de Nefrología de la Cátedra de Semiología Médica, gracias al apoyo del Club de Leones de Cristo Rey, que con sus donaciones ha dotado parte del equipamiento necesario para que funcione dicha unidad.
En el mismo año se implanta un programa de crónicos en el Instituto de Previsión Social, llegándose al primer trasplante de riñón de los hermanos Moran en marzo de 1978.
Entre 1972 y 1974, el Instituto de Previsión Social compra un riñón artificial tipo extracorporeal, beneficiando a un número creciente de pacientes de los distintos servicios. El doctor Centurión utiliza, con mucho éxito, la cánula de Scribner como acceso vascular para agudos. En la fig. 3 se aprecia al paciente con la mencionada cánula.
En el año 1977, el Instituto de Previsión Social decide renovar su unidad de diálisis, adquiriendo ocho riñones artificiales, de procedencia norteamericana, ante el número cada vez mayor de pacientes en programa de hemodiálisis periódicas.
En 1978 se produce el primer trasplante de riñón en Paraguay en el Instituto de Previsión Social, efectuado por el equipo integrado por los doctores Balanza, Centurión y Cano Ortiz. En 1981, después de un buen tiempo, es reorganizada la Sociedad Paraguaya de Nefrología con una nueva comisión directiva integrada por el doctor Roberto Ciccioli como presidente, el doctor Arnaldo Centurión como vicepresidente, el doctor Wilson Martínez como secretario, el doctor Fernando Llamosas como secretario de actas y como tesorera a la doctora María Teresa R. de Valiente; como vocales, a los doctores Carlos Centurión y José L. Insfrán Q, y como síndicos, a los doctores Fernando da Ponte y Felipe Recalde.
En el mismo año se crean los Servicios de Nefrología en la Primera Cátedra de Clínica Médica, a cargo de los doctores Centurión y Santa Cruz, y en la Segunda Cátedra de Clínica Médica, a cargo de los doctores Wilson Martínez y Carmen Duarte.
Entre los años 1980 a 1981 retornan al país los doctores Francisco Santacruz, proveniente de Lyon (Francia), y Wilson Martínez, desde los Estados Unidos de Norteamérica, constituyendo ambos la segunda generación de nefrólogos de Paraguay, integrándose a la docencia universitaria y aportando los conceptos más modernos de las dos escuelas más importantes del mundo, la europea y la norteamericana.
En 1984 se renueva la Comisión de la Sociedad Paraguaya de Nefrología, quedando constituida de la siguiente manera: presidente, doctor Rogelio A. Centurión; vicepresidente, doctora María T. R. de Valiente; secretario general, doctor Wilson Martínez; tesorero, doctor Francisco Santacruz; secretario de actas, doctor Carlos Centurión, y vocales, el doctor Pedro Barudi y la doctora Carmen de Duarte. En 1985 se realizan los primeros trasplantes de riñón en el Hospital de Clínicas con muy buenos resultados, a pesar de las dificultades existentes por la precariedad de medios en que se desenvolvían. Tuvieron destacada participación los doctores Silvio Díaz Escobar, José Corvalán, Víctor Rodas, Hernán Codas, Wilon Martínez y Carmen de Duarte.
Por esta misma época se reactivan los trasplantes en el Instituto de Previsión Social, llegando a realizarse más de 15, la mayoría de ellos con muy buenos resultados. Tuvieron una activa participación los doctores Rogelio A. Centurión, Enrique Pin, Amado Cano OrtizyAlcides Oviedo. A este equipo se adhirió en varias oportunidades el doctor Antonio Marmo Lucón, de San Pablo (Brasil), aportando su experiencia de más de 1.000 casos de trasplantes realizados en su país en el servicio del doctor Emil Sabbaga.
En 1985 es presentada, por primera vez al Parlamento Nacional, el anteproyecto de ley para la creación del Instituto Nacional de Nefrologia y Banco Nacional de Órganos y Tejidos. Estudiado el anteproyecto por ambas Cámaras del Parlamento, es aprobada por unanimidad, elevándose al Poder ejecutivo para su aprobación; sin embargo, dicha ley no fue promulgada hasta el año 1990. En el momento actual nos encontramos abocados a la puesta en práctica de la mencionada ley, con el consiguiente beneficio para los numerosos pacientes que requieren de diálisis y trasplantes.
Entre los años 1984 y 1985, después de tres años de formación en la especialidad, regresan al país los doctores Silvio Franco, de Madrid (España); Fernando da Ponte, de Lyon (Francia), y la doctora Virginia Franco, de París (Francia), pasando a integrar una nueva generación de nefrólogos. El doctor Franco trae e impone la técnica de la punción vena-vena de la femoral como acceso vascular en agudos, técnica utilizada con mucho éxito hasta la actualidad en los distintos centros del país. El doctor Fernando Da Ponte emigra a Argentina y trabaja allí con mucha eficacia. Por la misma época regresa de Lyon (Francia) el doctor Carlos Cardozo, utilizando con mucha suficiencia el catéter subclavio como acceso vascular en agudos.
En 1987 es renovada la Comisión directiva de la Sociedad, siendo presidida por la profesora doctora María Teresa Rivarola de Valiente. La mencionada Comisión, con esfuerzo y dedicación, logra realizar el Primer Simposio Paraguayo de Nefrología, contando con la presencia de numerosos especialistas extranjeros de las distintas escuelas del mundo, tales como Alemania, Japón, España, Brasil, Argentina, dándole a este Simposio un nivel de categoría; asimismo, la presencia de los colegas nacionales ha sido numerosa, configurando un marco apropiado para el intercambio de conocimientos.
Asimismo, se obtiene la personería jurídica de la Sociedad, haciéndose numerosas gestiones ante el Parlamento para la promulgación de la ley que crea el Instituto Nacional de Nefrología y el Banco Nacional de Órganos y Tejidos Humanos.
En el mismo año es creada la Asociación para la Lucha contra las Enfermedades Renales en Paraguay (ALCERPA), siendo su primer presidente el doctor Carlos Renault, recibiendo todo el apoyo necesario de la Sociedad Paraguaya de Nefrología y de cada uno de sus miembros. En un corto período de tiempo obtienen importantes logros en el campo gremial para sus asociados.
Desde el año 1985, la Sociedad Paraguaya de Nefrología ha tomado nuevos impulsos en el campo científico gracias a la presencia anual de numerosos colegas del extranjero, siendo Francia la que fundamentalmente ha dado un aporte significativo con las realizaciones anuales de las Jornadas Franco-Paraguayas, con asistencia de especialistas de primer nivel, entre los que cabe citar aTraeger, Deteix, Laurent, Zech, Labeeuw, así como de otros países, como McMaster, De Broe, Hernando, Sabbaga, Challú, etc.
En 1991 es renovada la Comisión directiva de la Sociedad, quedando integrada como sigue: presidente, doctor Silvio Franco; vicepresidente, doctor Francisco Santacruz; secretaria general, doctora Virginia Franco; secretario de actas, doctor Antonio Guanes; tesorero, doctor Carlos Centurión; vocales, doctores Jorge del Puerto y Juan Escobar; síndicos, doctora Carmen de Duarte y doctor Carlos Cardozo. Esta Comisión se halla abocada a numerosas actividades científicas y de otra índole, entre las que cabe citar: haber dado prioridad a la presencia de miembros al Primer Congreso Hispanoamericano de Nefrología, publicaciones científicas, puesta en práctica de la ley de nefrología, admisión de nuevos socios y asistencia a Congresos regionales, etc.
Actualmente existen 35 dializados crónicos por millón de habitantes, casi todos bajo el régimen del Instituto de Previsión Social (Seguridad Social). Numerosos centros privados prestan servicios en hemodiálisis, todos ellos ubicados en la capital, no existiendo centros en el interior del país. Los principales en la capital son los siguientes: Sanatorio Americano, Cruz Blanca, Sanatorio Español, Italiano, Portman, San Luis y El Samaritano. El trabajo actual de la Sociedad Paraguaya está centralizado hacia los siguientes objetivos:
1. Obtención de un Plan Nacional de Diálisis.
2. Ley de Trasplante de Órganos y Tejidos.
Un grupo de médicos, encabezados por los doctores Hernán Codas y W. Martínez, activan realizando trasplantes de riñón en medios privados con muy buenos resultados.
En el transcurso de 1991 han llegado al país los primeros nefrólogos infantiles, llenando un vacío importante para los numerosos pacientes de esa difícil disciplina.
Cabe citar a las doctoras Leticia Florentín, Diana Báez y Ana Lascurain de Arza.
Actualmente todos los casos de IRA son tratados eficazmente en medio UTI tanto en adultos como en niños.
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PERU



H. Castillo
Presidente de la Sociedad Peruana de Nefrología.

En Perú, la especialidad de la nefrología se inicia en la ciudad de Lima, en sus aspectos asistencial, docente y de investigación, aun cuando no se tiene una fecha marcada por un acontecimiento importante para considerarla como punto de partida.
La forma de inicio y las características de su desarrollo en cada centro hospitalario han tenido ciertas peculiaridades que han marcado un hito en cada sede y que merecen ser conocidas por los relatos que nos hacen sus principales protagonistas.

1. Nefrología en el Hospital Dos de Mayo.-
J. Zegarra
Profesor principal de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima.

El Hospital Dos de Mayo tiene una gloriosa historia: el sacrificio de Daniel Alcides Carrión, que constituye para los médicos peruanos un símbolo para perseverar y superarse en el campo de la medicina.
Este Hospital fue fundado el 28 de febrero de 1875 como el primer hospital de Sudamérica, y en él se han desarrollado actividades asistenciales, docentes y de investigación al más alto nivel. Por esta razón se le ha considerado como la más antigua Escuela de Medicina de Perú. Actualmente todas las Facultades de Medicina de Lima ejercen actividades docentes en el Hospital Dos de Mayo.
La nefrología moderna se inicia en 1931 con el profesor Sergio Bernales con la aplicación de los conocimientos sobre las enfermedades renales establecidos por Volhard y Fahr. El doctor Bernales practicó con frecuencia autopsias de los casos fallecidos por nefropatías, indicando el estudio anatomopatológico al doctor José Jiménez, jefe del Servicio de Patología, y posteriormente a los doctores Oscar Urteaga Ballón y Pedro Larrea Ramírez.
El que suscribe este capítulo se desempeño inicialmente como médico asistente en la Sala Julián Arce desde 1942 y posteriormente en la Sala San Pedro, ambas bajo la jefatura del doctor Sergio Bernales, recibiendo las enseñanzas del recordado maestro. En 1962 obtuve la jefatura de la Sala Santa Ana, servicios de emergencias e interconsultas en los distintos Servicios de Medicina y Cirugía. El 10 de febrero de 1970 fui nombrado jefe del Servicio de Nefrología, consiguiendo luego la construcción de un ambiente para efectuar diálisis peritoneales en la Sala Santa Ana. Hasta diciembre de 1982 se efectuaron numerosas diálisis peritoneales con éxito. En 1972 organicé el grupo nefrológico constituido por el que escribe esta nota, la doctora Luzmila Molina y el doctor Rómulo Olivo Varas.
Posteriormente, una comisión de especialistas que presidí estableció que el Hospital Dos de Mayo poseía la infraestructura quirúrgica adecuada para efectuar trasplantes renales. La dirección del Hospital, en documento del 18 de julio de 1977, expresó que a partir de 1978 se iniciaría el programa de trasplante renal. Durante este año, la dirección del Hospital recibió en donación dos riñones artificiales que no pudieron funcionar y las gestiones para culminar la organización de la unidad renal no lograron éxito. En la actividad docente, el Hospital Dos de Mayo ha desempeñado un importante rol en la enseñanza de la nefrología. Hasta la creación de nuevas Facultades de Medicina era la única sede en donde se enseñaba la especialidad. El doctor Sergio Bernales tuvo a su cargo la Cátedra de Clínica Médica desde 1931 y fue el iniciador de la enseñanza de la nefrología. A partir de 1946 asumí la enseñanza nosográfica de la nefrología, dictando clases y prácticas del capítulo de nefrología e interviniendo en los conversatorios clínico-patológicos dirigidos por el doctor Carlos Lanfranco desde 1962, con la participación importante del patólogo doctor Pedro Larrea Ramírez.
Como profesor de Nefrología organicé y dirigí mesas redondas de nefrología desde el año 1959, habiendo participado destacados especialistas de EE. U U., Francia, Argentina y Perú. Esta actividad docente la he realizado durante treinta y ocho años. En el campo de la investigación incorporé en la etiopatogenia de determinadas nefropatías la concepción de inmunopatología que recientemente surgía en las investigaciones nefrológicas.
En el Hospital Dos de Mayo se efectuaron numerosos trabajos, donde participaron y colaboraron distinguidos especialistas y profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Debo citar a los siguientes: Pedro Larrea, Yolanda Abalan, Rómulo Olivo, Luzmila Molina, Julio Rivera, Julio Bedoya, Antonio Pinedo, Norberto Quesada, Carlos M. Romero, Norman Mejía, Gerardo Aliaga, José Zegarra Prieto, Abel Mejía. Osear Vargas y Rómulo Zelada.
El programa de investigación iniciado en 1962 ha dado aportes importantes en el avance de la nefrología peruana; entre ellos, los siguientes: «Nefrosis amiloidea. Estudio clínico e histológico», presentado en el II Congreso Nacional de Medicina. “Síndrome nefrósico. Tratamiento y control con biopsia renal seriada”, presentado en el III Congreso Internacional de Nefrología en 1966, donde constatamos las modificaciones producidas en el túbulo proximal y que fueron la base para los avances logrados por el doctor Guillermo Whittembury en los procesos de osmosis y pasaje transepitelial con moléculas marcadas en los riñones. “Renal Function and Arteriography in Nephrotic Síndrome”, presentado en el IV Congreso Internacional de Nefrología en 1969. “Tratamiento y control de la bacteriuria en la infección urinaria”, presentado en el V Congreso Internacional de Nefrología en 1972 en México.
Otras importantes contribuciones han sido los siguientes trabajos: “Infección urinaria y pielonefritis. Tratamiento”, presentado en el I Congreso Peruano de Nefrología en 1972. “Pulmón urémico”, presentado en el III Congreso Latinoamericano de Nefrología en
Bogotá en 1976. “Contribución a la clínica y tratamiento de la pielonefritis”, presentado en el I Centenario del Hospital Dos de Mayo. “Ferroquinética en la insuficiencia renal crónica”, en el IV Congreso Latinoamericano de Nefrología en 1979 en Lima.
Desde 1983, la atención nefrológica del Hospital Dos de Mayo está a cargo del doctor Hornero Silva Díaz, acompañado del doctor Fausto López Marcelo en su condición de jefe del Consultorio de Nefrología. Actualmente el doctor Hornero Silva cumple una destacada labor en la especialidad, teniendo a su cargo la enseñanza de la nefrología en la Universidad peruana Cayetano Heredia, habiendo realizado contribuciones muy importantes en el campo de la diálisis. Termino estas notas históricas con las palabras de Daniel Alcides Carrión: “Seguid el camino que os he trazado”.
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